La Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), a través de la Compañía Nacional de Teatro, rindieron este jueves 28 de enero un homenaje virtual al primer actor Ricardo Blume.
Con la tercera llamada inició la ceremonia, virtual como lo permite la actual situación ante la contingencia sanitaria. Ricardo Cristóbal Blume Traverso (16 de agosto, 1933, Perú- 30 de octubre, 2020, México) fue el personaje principal, por sus cualidades como ser humano y, sobre todo, por su ética profesional.
Hacemos este homenaje a Ricardo Blume en un momento en que la vida misma se pone en juego, donde el teatro extraña los escenarios y la ciudadanía a sus actores y a sus actrices; vivimos momentos en los que la humanidad necesita del teatro para mirarse a sí misma en estos oscuros tiempos para desentrañar nuestros dilemas y nuestro futuro, mencionó la directora general del INBAL, Lucina Jiménez López, al recordar al primer actor de número de la CNT.
Con la representación de la Secretaría de Cultura, y tras apreciar un video con las palabras emotivas de integrantes de la CNT, la Directora General celebró que el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura le haya entregado en vida la Medalla Bellas Artes, en reconocimiento por su contribución a la escena mexicana y latinoamericana.
“Que la memoria de Ricardo Blume nos aliente a encontrar esos nuevos caminos. Larga vida a su memoria, a la Compañía Nacional de Teatro y al teatro mismo”, agregó al señalar que se rinde homenaje a un gran actor, a un hombre de teatro, al maestro Ricardo Blume, quien se distinguió por ser una persona generosa y amable, con un gran sentido del humor, y también poseedor de una postura firme al mismo tiempo.
“Rendimos homenaje a un actor que nunca tomó atajos, que reconoció el valor de la disciplina y el trabajo, y el rigor para explorar cada obra, cada personaje, cada público, considerándolos únicos; un actor que disfrutó su trabajo de construir personajes a partir de ese juego eterno de diálogos, experiencias, vivencias y descubrimientos; un actor que nos hermanó con la cultura peruana y especialmente con esa Lima que le vio nacer”, dijo la titular del INBAL durante la ceremonia virtual que apreciaron en la distancia los familiares del actor.
Ricardo Blume es un actor muy querido del pueblo latinoamericano y español y eso no cambiará porque su impronta ha quedado grabada en la memoria escénica y fílmica de varias generaciones; porque es nuestro compromiso con la Compañía Nacional de Teatro, en el INBAL, recordar su trayectoria, su proyecto, su memoria, su palabra y su amor por la excelencia artística.
Refirió que Blume tomaba a la disciplina del entrenamiento como base para hacer fértil la posibilidad de trabajar con distintos personajes. “Lo recordamos en Feliz nuevo siglo Doktor Freud, de Sabina Berman, donde Blume aborda con empatía al personaje desde el punto de vista humano, al explorar sus emociones y su personalidad, sus dolencias escondidas detrás de su eterno puro”.
Por último, la Directora General del INBAL precisó que donde quiera que habite el teatro, habita la esperanza, así sea para ponernos frente al horror que puede significar el debate entre barbarie y civilización. “Por eso habremos de encontrar los caminos para acompañar este renacimiento del teatro bajo las circunstancias que la vida nos coloque enfrente”.
Anécdotas y recuerdos familiares
Con anécdotas y recuerdos del inicio de la carrera artística de su padre, Sylvia Blume agradeció a la Secretaría de Cultura, al INBAL y especialmente a la Compañía Nacional de Teatro por este homenaje y por haber sido el espacio donde su papá pudo vivir su pasión por el teatro.
Luego de comentar que tanto su familia cercana en México, como su familia lejana y algunos amigos veían el homenaje desde Perú, recordó cómo nació en su padre el gusto por el teatro, influido por su madre, Rosa Traverso, quien organizaba actuaciones con él y sus cinco hermanos.
Asimismo, refirió que en su juventud cantaba temas rancheros con su hermano Raúl, sin sospechar lo importante que sería México en su vida y en su carrera.
Compartió que el trabajo de su papá no sólo consistía en meterse en su personaje y dar una gran actuación, siempre lograba reflejar su profundo conocimiento en cada función y envolver al público en ella. “Hasta los últimos años se seguía poniendo nervioso antes de cada función, cada una era como si fuera su primera y última actuación, siempre dedicado, disciplinado, no dejaba de estudiar y experimentar”.
Siempre serás un referente: Julieta Egurrola
Durante su intervención, la actriz Julieta Egurrola dirigió unas palabras al intérprete: “Querido Ricardo: hay tantas cosas que quiero decirte. Imagino que estás frente a mí y que te cuento cómo empecé a quererte, a admirarte, a respetarte, desde la primera obra que hicimos juntos: Exiliados, de James Joyce, que dirigió Marta Luna, y luego las que vinieron después: Tiro de dados y la entrañable Creator Principium, en las que nos dirigió Héctor Mendoza. Cómo nos divertimos ahí; tanta risa, tanto aprendizaje.
“Y luego, la gran alegría que nos dio sabernos y coincidir en el elenco estable de la Compañía Nacional de Teatro, y compartir las tablas una vez más contigo en aquella bella escena de Botho Strauss, El cuarto y el tiempo, de Ser es ser visto, que dirigió Luis de Tavira”, dijo con voz entrecortada la actriz y agregó: “Siempre serás un referente para mí y para todos los demás, para todos los que estuvimos contigo en esta Compañía y en toda tu vida”.
Referente ético de la profesión del arte
En su intervención, el director de teatro, Luis de Tavira señaló que la vida de Ricardo Blume testimonia una entrega gozosa a la exigencia insaciable del arte, la que demanda que en cada ensayo y función se cumpla la vida del teatro como una experiencia de algo que nos sobrepasa: “En la trayectoria artística de Ricardo Blume se verifica un elevado concepto de la actuación que solo puede provenir de una nobilísima idea del teatro”.
El Premio Nacional de Artes explicó que Ricardo Blume se desarrolló además como escritor, maestro, director de escena, productor y en sus inicios fundó y consolidó las instituciones decisivas de la modernidad cultural de su país. “Peruano siempre, se hizo español alguna vez y finalmente fue un cabal mexicano, ciudadano del teatro. Toda América Latina lo reconoce como propio, porque en su lectura encuentra una de las más valiosas afirmaciones de su diversa identidad.
“Admiramos en Ricardo Blume a un actor que aún después de su partida, todavía en nuestra memoria viva, no ha dejado de cambiar. Celebramos cómo después de su muerte, tras más de 60 años de escena, supo llegar a su último estreno con los mismos nervios del primer estreno. Celebramos al colega cabal, al cómplice inmejorable, presente siempre a la mitad del foro, al hombre del teatro. Ricardo Blume convertido hoy en referente ético de la profesión del arte, unidad de medida de la actuación dramática, actor de número de nuestra Compañía Nacional de Teatro”.
El director artístico de la CNT, Enrique Singer, reconoció al primer actor “como heredero de la larga tradición del teatro y representante de lo mejor de esa tradición, un maestro del oficio, el que muestra a los jóvenes cómo se hacen las cosas y el vehículo que transmitirá la estafeta teatral”.
Sin duda (Ricardo Blume) era un hombre sabio, “pero esa sabiduría era la del hombre común, desprovista de poses y muy alejado de petulancias. Era la sabiduría a la que todos, con un poco de atención, podemos acceder: la sabiduría del sentido común, de lo necesario, lo pragmático”, indicó.
Actor de lucha constante, Ricardo Blume fundó en la década de los años sesenta el Teatro de la Universidad Católica, en Perú, en el cual se han capacitado varias generaciones de jóvenes en las áreas escénicas.
Durante su residencia en México, en el año de 1977, Blume se incorporó a la Compañía Nacional de Teatro, en la que es recordado por su interpretación de Serafín el bonito en la puesta de escena Luces de bohemia, de Ramón del Valle-Inclán; además trabajó con los artistas más representativos de la escena nacional, entre ellos Héctor Mendoza, con Creator Principium y El burlador de Tirso, ambos montajes de la CNT. Fue en 2008 cuando la Compañía lo distinguió como actor de número y participó en Ser es ser visto; Natán, el sabio; Ilusiones y Memoria.
Por su trabajo constante, así como por su dedicación en las artes escénicas, fue merecedor de varios reconocimientos, entre ellos la inauguración de una sala teatral con su nombre en la capital peruana; la Medalla Bellas Artes que otorga el INBAL a figuras destacadas que han contribuido con su talento artístico al desarrollo del arte y la cultura en México. Blume dirigió una veintena de puestas en escena y actuó en más de 60 obras de teatro y participó en 18 películas y 37 telenovelas en Perú, España y México.