Gaby L.C.
El rebozo mexicano, un textil que nace de una imaginación nutrida por siglos de memoria, elaborado por manos artesanas que tejen para crear un mundo diferente y es utilizado como prenda de vestir cuya forma es rectangular y de una sola pieza, suele ser hecho de algodón, lana, seda o artisela.
Como dato curioso y para especificar, el rebozo no es lo mismo que un chal. Se dice que este último, utilizado en gran parte de México, Centroamérica y América del Sur, en su elaboración está la gran diferencia, en el chal se omite el proceso de amarrado que hace único al rebozo, incluso en Guatemala utilizan la técnica mexicana para crear sus rebozos, el cual no sólo abriga, sino que también envuelve y sostiene al recién nacido en brazos de la madre.
Estás maravillosas creaciones forman parte de la historia artesanal de México, que data desde la época prehispánica y que pasó por el periodo de industrialización y saltó hasta nuestros días. Pese a todo ello el arte de los pueblos indígenas sigue vivo, en los diversos materiales, técnicas, estilos, colores e imaginación que rodean la confección de está prenda y protegerlo es parte de nosotros.
Su origen sigue generando debate cuyo rastreo histórico nos retrocede siglos pero, ¿sabes cuál es el estado que se considera cuna de está maravillosa prenda? La respuesta es el Estado de México, específicamente el municipio de Tenancingo de Degollado, en tierra mexiquense es una emblemática pieza elaborada de manera artesanal desde hace cientos de años, pese a que hoy en día es comercializado en diferentes estados e incluso países. Derivado de esto, cada 29 de septiembre se celebra en México, “El Día del Rebozo”.
Sin embargo, hay quienes idican que es derivado del mestizaje por la conquista española, aunque códices de nuestros antepasados revelan que antes de su llegada los indígenas mexicanos ya lo utilizaban, pero, al no aparecer la palabra rebozo en la legua hispana, sino hasta el año de 1562, muchos creen esa versión. El rebozo es resultado de una convergencia de tiempos, épocas y culturas donde la mujer logró obtener identidad social y cultural durante esta época, el mestizaje, por lo que es sin duda una prenda mexicana por excelencia, identificada y adoptada a lo largo de los años.
Aunque también hay quien dice que surge de la combinación del ayate indígena (el cual era de ixtle compuesto de dos lienzos) o del mamatl (un lienzo rectangular con bordes de un material distinto), ambos usados por hombres y mujeres para carga y transporte de mercancías diversas, con los materiales, colores y formas de las prendas españolas; se dice también que pudo ser una prenda proveniente de la India y llegada a México por el Galeón de Manila, pero es sin duda, una prenda mexicana por excelencia, identificada y adoptada a lo largo de los años en nuestro país.
El EdoMéx es considerado cuna de su creación y los municipios que destacan con la elaboración de esta prenda son, además de Tenancingo, Malinalco y Calimaya, mientras que a nivel nacional sobresalen los estados de Michoacán, Oaxaca, Querétaro, Chiapas, Tlaxcala, Veracruz y San Luis Potosí, este último también considerado cuna de esta gran prenda que, pese a que hoy en día ya no es muy utilizado, sigue formando parte de los armarios de muchas familias mexiquenses y mexicanas.
En el caso de San Luis Potosí, hogar del pueblo Otomí, gente famosa por sus tejidos es proveniente de Santa María del Río, un rincón lleno de magia donde se fabrica el Rebozo Caramelo, el más caro de todos. También formó parte de la historia de la Revolución Mexicana, las mujeres que hoy en día se les conoce como las Adelitas lo adoptaron como una vestimenta que caracterizaría a la mujer revolucionaria, pasando aún más así a la historia.
Más tarde Frida Kahlo haría popular la prenda con su particular modo de vestir, coronada por un tocado de flores y envuelta siempre en un rebozo liso de vivos colores. Mismo estilo que la cantante oaxaqueña Lila Downs ha imitado.
Esta pieza artesanal se compone de dos partes importantes: el lienzo, que puede ser en telar de cintura o de pedal, y el rapacejo, mejor conocido como “las puntas”. Cada rebozo puede llevar hasta ocho meses de elaboración según el diseño y tras alcanzar gran importancia, en el siglo XVIII se dictaron leyes y reglas para la elaboración en cuanto al tamaño, tejido, clase de hilo y dibujo. Incluso se adoptó a la Virgen de las Angustias como la patrona de las reboceras (artesanas especializadas en la confección de rebozos).
Otros usos son cargar a los niños, flores u objetos que estos ponen a la venta. Además, son de varios colores o con patrones, algunos llevan triángulos, estrellas y se tiñen de manera natural con frutos o plantas.