*Eréndira Zavala C*
Cuando visité Zacatecas, aún no eran tan públicas las situaciones de inseguridad en el país, hicimos el recorrido en autobús y nos llenamos los ojos con los increíbles paisajes de su valle y los cerros que lo enmarcan. Fundada en 1546, con el nombre de Real Minas de Nuestra Señora de los Remedios provincia de los Zacatecas, con el descubrimiento de sus minas la población se convirtió en una importante fuente de ingresos para la corona española, por lo que en 1585 se le concedió el nombre de Muy Noble y Leal Ciudad de Nuestra Señora de los Zacatecas y su escudo de armas, y en 1993 fue declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO.
Visitar Zacatecas es dar una ojeada al pasado, sus edificios e iglesias coloniales, calles y plazas escondidas transportan a otra época, se encuentran llenos de añoranzas y leyendas.
Algunas minas se adaptaron al turismo para visitas guiadas como la mina El Edén, extendida por varios metros debajo de la ciudad, desde 1975 ofrece recorridos en los carros usados por los mineros para conocer sus formaciones rocosas, minerales de colores, túneles, galerías, puentes colgantes, museo y la única discoteca subterránea del mundo, a 380 metros de profundidad. Desde ahí puede tomarse el teleférico hasta el cerro de La Bufa para, además de admirar la estupenda vista, recorrer la capilla que se encuentra a un costado y el museo que narra la Toma de Zacatecas. Este viaje, ha sido uno de los mejores que he vivido, en ese entonces con mis veintitantos años, estar en el subsuelo con tanto por conocer, resultó una experiencia mágica y difícil de olvidar a pesar de los años que han transcurrido.
La monumental Catedral en el centro de la ciudad, con su cantera rosa y su barroco churrigueresco en su portada, financiada por las familias acaudaladas de la época, es una hermosa muestra de arquitectura; su exterior se encuentra increíblemente decorado, su interior es más sobrio en comparación con la ornamentación de su entrada. Cerca de ella se encuentra el Templo de Santo Domingo, cuya fachada es sencilla pero el interior se encuentra ricamente decorado con retablos de oro, en contraste con la catedral.
Esto que escribo es solamente un vistazo a lo que las ciudades coloniales en México ofrecen a sus visitantes, la ciudad de Zacatecas posee recovecos repletos de memoria y tradiciones, lugares y jardines que cuentan pedacitos de historia a quienes deseen escucharlos; la cultura se encuentra no solamente en libros y celebraciones, también se respira en el aire de esos espacios que fueron testigos de acontecimientos que marcaron el paso hacia el presente que vivimos.