Han sido varios los nombres que se le han dado a Valle de Bravo desde la llegada de los frailes franciscanos a su territorio, el primero de ellos fue San Francisco del Valle de Temascaltepec (Temascaltepec de Indios), Villa del Valle y Valle de Bravo, aunque para distinguir entre el primero de éstos y real de minas de Temascaltepec, se optó por llamarle simplemente Valle.”
La alfarería tradicional y auténtica se elabora en barro café, el cual es extraído de las minas del Calvario y Barranca Seca; ha sido desarrollada principalmente por los pobladores del Barrio de Otumba, aunque actualmente está viéndose afectada por la dificultad de obtener el material para su elaboración.
Su clima es templado todo el año y está rodeado de hermosos paisajes boscosos que en sus cercanías también son el refugio invernal de la mariposa monarca.
Su nombre original era Pameje, de origen mazahua, el cual cambió durante los primeros años de la Colonia cuando recibió el título de San Francisco del Valle de Temascaltepec, para que años después, durante la segunda mitad del siglo XIX, adoptara el sencillo nombre con que ahora lo conocemos en honor al general Nicolás Bravo.
Atractivos:
Su bello lago, la plaza principal, parroquia de San Francisco de Asís, Santa María Ahuacatlán, museo arqueológico, monte alto, spas y centros de meditación, deportes terrestres.
Festividades:
En marzo de lleva a cabo el Festival Vallesano, uno de los más esperados porque se realizan actividades, deportivas, cabalgatas, exposiciones artísticas y gastronómicas.
Cada 3 de mayo se celebra la de Santa María, para la cual los mayordomos una novena y un festejo especial con mojigangas, peregrinaciones, toritos y castillos pirotécnicos. En la noche rinden culto al Cristo Negro.
Para el 4 de octubre celebran la Fiesta de San Francisco de Asís, en honor al patrono de Valle de Bravo, a quien ofrecen mañanitas, un desfile y un concurso de yuntas adornadas con flores y de mojigangas.