*Eréndira Zavala C*
Comienza septiembre, un mes lleno de festejos y tradiciones utilizados como pretextos y justificaciones para celebrarlos el tiempo que sea necesario. México en septiembre se pinta con los colores de la patria: verde, blanco y rojo, se llena de sombreros, matracas, banderas, antojitos, música y fiesta. Los edificios más representativos en todo el país se iluminan con los tres colores, imágenes de los personajes independentistas se encuentran en las calles, la comida imita también los colores de la bandera nacional.
En septiembre se conmemoran diferentes acontecimientos importantes que tuvieron que ver con la lucha por la libertad y la soberanía del país. Por ejemplo: el 1º de septiembre es el día del Informe Presidencial, el 13 de septiembre el aniversario luctuoso de la heroica defensa del Castillo de Chapultepec, el 27 de septiembre entró victorioso el ejército Trigarante, y un 30 de septiembre nació José María Morelos y Pavón, el llamado Siervo de la Nación.
Sin embargo, las fechas más emblemáticas para los mexicanos en dicho mes son los días 15 y 16 de septiembre donde además de celebrarse el Grito de Dolores y la Independencia de México, también se entonó por primera vez el Himno Nacional y se inauguró la Columna de la Independencia.
El origen de esta conmemoración se remonta al año 1825, en el siglo XIX, cuando la gente comenzaba los festejos con discursos y fiestas que terminaban con fuegos artificiales. En 1896, Porfirio Díaz lleva la campana que tocó el cura Miguel Hidalgo a Palacio Nacional, donde los presidentes mexicanos salen al balcón de palacio y hacen un llamado a celebrar la libertad y a los héroes que nos dieron patria. Esta actuación se replica en cada estado de la República Mexicana.
Cuenta la leyenda que el verdadero motivo por el que la Independencia de México comienza su festejo el 15 de septiembre y termina el 16, es porque Porfirio Díaz lo ordenó pues festejaba su cumpleaños en esta fecha; no obstante, no existen datos oficiales que lo comprueben.
En esta ocasión, más allá de las tradiciones, en México nos encontramos viviendo situaciones sociales complejas y difíciles que parecen exigir de nosotros un mayor compromiso como ciudadanos; desde hace tiempo no han surgido caudillos que abanderen ideales en beneficio del pueblo, como aquellos que daban la vida por la patria, por lo tanto, habrá que considerar ser cada día mejores ciudadanos desde una postura de civilidad, inteligencia, civismo y amor por esta nación.