*Eréndira Zavala C*
Se cuenta, se dice que existen guardianes de las tradiciones sagradas ancestrales que vigilan y guardan con recelo las enseñanzas de nuestros antepasados; solo algunos pocos tienen la fortuna de conocerlos y saber quienes son, así como de aprender de sus conocimientos.
En nuestro país, en muchos de sus lugares, la tradición es considerada como una autoridad y la mayoría de sus normas, prácticas y creencias se basan en ella. No obstante, el sentido de tradición puede tener distintos significados y valores que dependen de otros factores como el grado de conciencia de la importancia que generaciones anteriores daban, la memoria, el interés por su conservación, la resistencia ante los cambios e innovaciones y la posibilidad de adaptar dicha tradición a las condiciones actuales.
Antiguamente, nuestros ancestros tenían una visión particular del mundo cimentada en el dominio de las fuerzas de la naturaleza, con ello concibieron todo un concepto alrededor del mundo que habitaban. El cielo, las estrellas, las montañas, lagos, ríos, plantas, flores y animales tuvieron un lugar establecido en la visión cosmogónica de los antepasados, la cual también fue enriquecida con dioses y fuerzas sobrenaturales que luchaban a favor o en contra de los seres humanos. A pesar de que a los fenómenos naturales se les atribuían poderes divinos, también eran cuidadosamente observados y registrados en diferentes documentos, transmitidos de generación en generación, conviviendo así la ciencia con la magia y la religión.
En los sitios sagrados de México, su orientación está relacionada con los puntos cardinales, los puntos más significativos del paisaje y las construcciones, todo esto lleno de significado y creencias. En los calendarios de las civilizaciones mesoamericanas se encuentran 2 tipos de los mismos: uno solar, civil o agrícola de 365 días, y otro lunar o sagrado de 260 días; ambos repletos de símbolos, acepciones y credos.
Lo escrito anteriormente solo son algunos ejemplos de la cosmovisión ancestral, la cual se encuentra depositada en aquellos guardianes de la tradición que buscan resguardar y perpetuar los legados culturales y rituales que les comunicaron los antepasados, como el significado sagrado, la función ritual, los objetos de culto o los pasos dados en las ceremonias. Su destino es aprender la sabiduría mística espiritual de sus ancestros y, en el momento adecuado, darla a conocer y enseñarla a las nuevas generaciones.
Morante López, Rubén B. (2000). El universo mesoamericano: Conceptos integradores. Desacatos, (5), 31-44. http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1607-050X2000000300003&lng=es&tlng=es.