*Eréndira Zavala C*
En mi niñez durante las vacaciones escolares solía visitar el pueblo donde nació mi madre, veía a tíos y primos, vecinos y amistades de su infancia; con el tiempo dejamos de hacerlo y hace unos días, navegando en las redes, encontré una de sus tradiciones más importantes que quiero compartir con ustedes.
En Tuxpan, Jalisco -el pueblo de la fiesta eterna-, el 20 enero comienza un gran festejo en honor de San Sebastián que entrelaza la tradición náhuatl y la fe cristiana; son tres días de danza dedicados a las tres imágenes que existen de San Sebastián: el abajeño, 20 de enero; el arribeño, 27 de enero, y el pronunciado, el 2 de febrero.
La danza de los Sonajeros, de origen prehispánico, es una danza de guerra que representa la marcha de las tropas al combate, aunque también se dice que comenzó como agradecimiento a San Sebastián por salvarlos de la viruela negra, cuando cuidó las tres entradas del pueblo para evitar que la enfermedad los invadiera. En su indumentaria predomina el color rojo que representa al dios del Sol, en los listones del chaleco, la calzonera y las polainas; el calzón y camisa blancos, sombrero, huaraches y una sonaja amarilla y roja. El baile se realiza en cuadrillas integradas por piteros, danzantes, los monos, el viejo, el apache y los responsables. Unos tocan el tambor y el carrizo que marcan el ritmo del danzante y su sonaja, otro es el sabio, otro más el jefe de la cuadrilla y el responsable es el que transmite la sabiduría a los demás.
Chayacate o Xacayate es una palabra náhuatl que significa hombre con máscara, los chayacates visten de pantalón, botas, saco, corbata y camisa de vestir, máscara de madera y una cabellera de ixtle de la que se sujeta una cornamenta de venado (porque los ancestros llamaban “Quistianos”, demonios, a los conquistadores), una sonaja de Cirián en una mano y un chicote en la otra. Esta danza surge -en el siglo XVI- de la sátira a los españoles por parte de los nativos de Tuxpan debido a los malos tratos de los extranjeros, por lo que para repudiarlos se disfrazaban de ellos y bailaban de formas chuscas para burlarse al compás del violín.
El 20 de enero cuando termina la misa de las 12, las tres imágenes de “los San Sebastianes” salen al atrio del templo de San Juan Bautista acompañadas de las danzas de Chayacates y Sonajeros; las calles se llenan de personas de todas las edades para disfrutar el desfile, se lanzan cuetes y se reparte ponche o agua fresca y cuaxala (otro día les hablaré de ella) hasta que por la noche se regresan al altar.
Cada uno de los pedacitos que conforman a este increíble país guarda ricas tradiciones conocidas solo por aquellos cercanos a ellas, este es un pequeño ejemplo de esas pláticas y recorridos con mi familia hace ya unos años.