*Eréndira Zavala C*
Cada uno de los países del mundo cuenta con costumbres y tradiciones que les dan identidad y pertenencia respecto a otros, y México no es la excepción. En nuestro país es posible encontrar distintas fiestas repletas de bailes folclóricos, comida y música durante todo el año; estas fiestas están cimentadas en profundas raíces culturales de mucho significado; y aunque con el paso de los años algunas de ellas se han mezclado con otras, ya sea por nuevas experiencias y conocimientos sociales o por necesidades de adaptación a la naturaleza o por la influencia de otros grupos sociales, ha logrado conservar su esencia, esa que vive en el corazón de la gente.
La cultura mexicana es una mezcla de la herencia prehispánica y la historia de conquista y colonización europeas con su fervor religioso impuesto, lo que ocasionó que los indígenas -para preservar sus propias costumbres- interpretaran de manera particular la religión adaptándola a sus creencias ancestrales, dando origen a un sincretismo único.
En nuestras tradiciones existen 3 categorías, las de origen religioso, las cívicas y las culturales. Entre las primeras se encuentran las celebraciones a los santos patronos de las localidades que se festejan en un día particular (12 de diciembre) o se cambian de fecha según el calendario litúrgico, como la Semana Santa. La de origen cívico son fechas que conmemoran acontecimientos históricos civiles y militares que se encuentran en la memoria colectiva de una nación, como el 16 de septiembre, el 20 de noviembre o el 24 de febrero.
Las de origen cultural provienen de la riqueza histórica con que cuenta México, como los sitios arqueológicos en su territorio, su cultura indígena con 68 idiomas existentes (de los que surgen más de 300 dialectos diferentes hablados en el país), o los parques nacionales con su megadiversidad y paisajes llenos de imágenes maravillosas.
Estas costumbres y tradiciones son transmitidos de generación en generación, intentando asegurar que los jóvenes den continuidad a los valores, intereses y conocimientos que distinguen a la población mexicana. Conservarlas significa no solo llevarlas a la práctica, sino mantener los hábitos, formas de ser y modos de comportamiento de las comunidades y, en compartir auténticamente las ideas y creencias que las originaron.
Las tradiciones y costumbres sostienen el armazón social y contribuyen a evitar la pérdida de identidad, los valores tradicionales y la desintegración comunitaria; se debilitan cuando cambian las creencias, el modo de entender el mundo y el sentido de vida, pues es entonces cuando se crean nuevas creencias y prácticas, que formarán o transformarán dichas tradiciones y costumbres. Por tanto, es importante reflexionar en el papel que cada uno de nosotros jugamos en esta herencia cultural de la que formamos parte.