*Eréndira Zavala C*
Entre los diversos elementos culturales por los que se destaca México, las leyendas ocupan un lugar especial al brindar misticismo y magia a los lugares. Un ejemplo es Guanajuato, una ciudad en la que parece que no pasa el tiempo y de la que se cuenta estaba antiguamente hecha completamente de oro, pero tras ser hechizada, se convirtió en cerros tal y como está actualmente.
Entre sus calles, se encuentra una de las leyendas más famosas, “El Callejón del Beso”, una historia de amor importante en la tradición mexicana con versiones diferentes en los nombres de sus protagonistas, aquí retomaré a Carmen y Carlos para contarla. Este callejón una calle muy estrecha compuesta por dos casas pintadas de rojo y naranja, cuyos balcones se encuentran a 68 centímetros aproximadamente, lo que permite platicar de terraza a terraza.
Doña Carmen, muy hermosa proveniente de una familia noble y acaudalada, con un padre de muy mal carácter, que deseaba casarla con alguien de su misma posición social, y que la mantenía encerrada para evitar que tuviera contacto con hombres pobres e inferiores plebeyos. Sin embargo, sus esfuerzos no fueron suficientes pues un domingo al ir a misa por la mañana, Doña Carmen conoció a Don Carlos, un joven minero, trabajador y educado, pero sin fortuna, que logró obtener el corazón de la joven.
Los domingos se encontraban a escondidas en un sitio cercano a su hogar, un día, una escapada se convirtió en caos pues el padre encontró a Carmen en medio de una conmovedora escena con su amado, cuando Carlos le daba agua bendita de sus manos. El padre furioso la amenazó con encerrarla en casa bajo llave o bien, enviarla a un convento, mientras le buscaba a un adinerado español para casarla.
A través de Doña Brígida, nana de Carmen, hizo llegar una carta a Carlos, donde le explicaba la decisión de su padre. Durante varios días Carlos buscó la manera de verla, así descubrió el callejón frente a la casa de Carmen y la compró. Con la complicidad de la noche y la cercanía de los balcones, los enamorados disfrutaban de largas pláticas y pasaban el tiempo.
Una de esas noches, el padre escuchó murmullos y al asomarse, descubrió a la pareja; la ira lo invadió, ofuscado y trastornado tomó una daga y entre forcejeos, la clavó en el pecho de su hija, prefiriendo verla muerta. Carlos la sostuvo entre sus brazos y le dio un último beso; días después lleno de tristeza y al no poder vivir sin su amada, se lanzó por el tiro principal de la Mina de la Valenciana.
Según la tradición, las parejas que visiten el callejón deben subir al tercer escalón y darse un beso para tener 7 años de buena suerte o la mala suerte les perseguirá. Buen lector, si visita Guanajuato, no tiente a la suerte si va al callejón…