* *Eréndira Zavala C*
Principia un nuevo año, la fiesta occidental más celebrada en todo el mundo con familia, amigos, en casa, en restaurantes o en las principales plazas de las ciudades. El 1º de enero es el día cuando las personas festejan nuevos retos y despiden lo vivido en meses anteriores para dar paso a nuevos sueños y deseos, nuevas esperanzas y metas… ¡Año Nuevo, vida nueva!
Sin embargo, el inicio de año no siempre fue celebrado en la fecha en la que acostumbramos hacerlo, aún hoy día en algunos poblados de Irán, Irak e India lo celebran a principios de marzo y finales de abril, esto debido al cambio de estación, la finalización del invierno y la llegada de la primavera, cuando comenzaban los cultivos.
El primero de enero se estableció con el emperador Julio César, quien con la ayuda del matemático Sosígenes, en el año 46 a.C., reformó el calendario extendiéndolo a 445 días. Esta modificación estuvo vigente hasta 1582, cuando el papa Gregorio XIII instauró el 1 de enero, mediante bula papal, como el primer día del año, fijando el calendario gregoriano para la mayoría de los países católicos (entre los primeros en aceptarlo estuvieron España, Italia y Portugal y el último, Rusia en 1917).
En la actualidad, para recibir al Año Nuevo, existen una serie de rituales que se llevan a cabo en varias partes del planeta, por ejemplo -por mencionar solo algunos-: brindar con una copa de champán o vino espumoso, para la prosperidad y que se cumplan los propósitos; usar ropa interior de un color específico según lo que se desee; estrenar ropa para que no falte el dinero; escribir una lista con las cosas negativas que se vivieron en el año anterior para luego quemarla; hacer una limpieza profunda en el hogar para alejar las malas vibraciones, la negatividad y las bajas energías; comer 12 uvas y pedir un deseo por cada una de ellas, justo en el inicio del año.
Algo de magia se respira en el comienzo de un nuevo año, un momento para no solo pedir a manos llenos, sino también para agradecer por lo vivido y aprendido y por aquello que viene en camino. El deseo profundo de mejorar, cambiar, valorar lo realizado para un nuevo comienzo con esperanza y fe y hacerlo con ilusión y entusiasmo, al dejar de lado la indecisión y al miedo.
Brindo porque este 2024 esté lleno de salud, paz, prosperidad y armonía para todos ustedes, además de tradiciones y costumbres por descubrir… ¡Salud!