*Eréndira Zavala C*
Cuanto calan en ocasiones los recuerdos, no importa si hay un cielo azul o nubes que cubren el firmamento, ni siquiera si hace frío o calor, viento o total calma. Para los recuerdos lo que pasa afuera es nimiedad… adentro, el alma es quien manda y los revive, para bien o para mal.
Hace apenas unos días, se celebró el Día de la Madre, el 10 de mayo en México, una fecha terriblemente sagrada y amorosamente honrada. Un día en que los recuerdos son remolones, traviesos y a veces, dolorosos, se asoman detrás de una fotografía, una canción, una frase, alguna flor, el vestido de fiesta, la comida favorita o la silla vacía.
Bien decía mi madre que con los años comprendería muchas cosas, y ahora entiendo la falta que hace en mi vida. Me faltan su sonrisa y regaños, tenerla al teléfono para compartir una alegría, una tristeza o un enojo, o solamente para platicar y ponernos al día. También extraño esas preguntas incómodas al principio y ahora tan entrañables, ¿cómo estás? ¿qué pasó con tal o cual situación? Mmmm ¿qué no me estás diciendo?…
Incluso las pequeñísimas expresiones que denotaban su cariño y que finalmente, cuando me expresó cuánto me quería y me abrazó con todo su amor, supe que el recorrido de su vida estaba llegando a su fin, y eso, ese detalle nos acercó más… tanto que siempre estaré agradecida por haber tenido los últimos días con ella.
Por los recuerdos es que hoy festejo a las mamás, porque de ellos están tejidas nuestras vidas al entrelazarse con las de ellas. La memoria está colmada de nostalgias que huelen a su fragancia, a su esencia; sentimos la calidez de su abrazo solo al pensarlas; sus pasos resuenan en la mente al recordar su andar de un lado a otro; su voz se escucha al repetir sus frases; las enfermedades se curan al repetir sus remedios; las pesadillas se alejan cuando miramos las estrellas.
Soy gracias a lo aprendido y enseñado por ella, con sus cariñosos consejos, sus insufribles regaños, sus inevitables abrazos que ahora, vistos a la distancia del tiempo, quisiera haber tenido más de todos. En este momento, solo espero que los años permitan a mis recuerdos permanecer mucho más, que no se borren ni se disuelvan en las sombras de la edad, que sobrevivan al paso de las estaciones.