*Melchor García*
Desde 2020, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) decidió suspender el ascenso a las pirámides del Sol y de la Luna en la zona arqueológica de Teotihuacán, conocida como la Ciudad de los Dioses. Esta medida, tomada en un esfuerzo por preservar el patrimonio y evitar el desgaste del sitio, ha tenido un impacto notable en el flujo de turistas y en la economía local.
La secretaria de Cultura y Turismo del Estado de México, Nelly Minerva Carrasco Godínez, reconoció el efecto negativo que la suspensión del ascenso ha tenido en los artesanos y comerciantes locales, quienes han experimentado una disminución en sus ingresos debido a la menor afluencia de visitantes.
En respuesta, dijo, la Secretaría está trabajando en conjunto con el INAH y los ayuntamientos involucrados para encontrar una solución que equilibre la conservación del patrimonio con el atractivo turístico del sitio.
Carrasco Godínez ha propuesto la implementación de un cronograma de visitas que permita el acceso controlado a las pirámides. La idea es establecer horarios y límites en el número de visitantes por día para minimizar el impacto en la estructura y seguir conservando el sitio sin perjudicar el interés de los turistas.
“El ascenso cambia la experiencia turística de manera significativa. Estar arriba de las pirámides ofrece una perspectiva que no se puede obtener desde abajo. Estamos trabajando con el INAH para explorar maneras organizadas y controladas de permitir el ascenso”, explicó la funcionaria.
La medida de suspender el ascenso a las pirámides, que inicialmente se aplicó durante eventos masivos como el equinoccio de primavera, se convirtió en una política permanente tras la reapertura de la zona arqueológica después de la pandemia de COVID-19.
De acuerdo con la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicas, cualquier intento de acceder a áreas restringidas sin la debida autorización está sujeto a sanciones económicas. Las multas por violar estas regulaciones pueden variar entre 500 pesos y 100,000 pesos, dependiendo de la gravedad de la infracción.
Estas restricciones están diseñadas para proteger el patrimonio cultural, prevenir el desgaste o la erosión provocada por el alto volumen de visitantes, y garantizar la seguridad de los turistas.