*Eréndira Zavala C.*
Una pócima de amor es lo primero que viene a la mente cuando escuchamos la palabra toloache; conocida científicamente como Datura stramonium, y popularmente como “yerba del diablo”, con una reputación de planta medicinal y mística, utilizada en rituales y prácticas chamánicas, al toloache lo precede su fama de planta de la pasión.
Toloache proviene del náhuatl “toloatzin”, que significa “cabeza inclinada”, suponiendo que se refiere a los efectos narcóticos que produce y que pueden llevar a una persona a estar en un estado de sumisión o vulnerabilidad, gracias a su peligrosa toxicidad debido principalmente a las sustancias que contiene, como la escopolamina y la atropina que inducen estados alterados de conciencia y en grandes dosis, provocan consecuencias graves e incluso la muerte.
Desde tiempos prehispánicos, nuestros antepasados utilizaban la planta como medicina y para diagnosticar enfermedades y tener visiones, como amuleto para ganar apuestas o como auxiliar en las cacerías. En la actualidad, por ejemplo, los seris la usan para manipular el clima, hacer limpias y curar algunas dolencias; y los tepehuanos, en su cosmovisión, consideran al toloache como esposo de la mujer maíz y yerno del sol, y elaboran amuletos para enamorar.
Una antigua leyenda zapoteca cuenta que existió un rey que, una noche de lluvia, encontró y adoptó a una niña desamparada. Al crecer y convertirse en una bella y noble joven, los hijos del rey comenzaron a disputarse su atención, llegando al odio y celos entre ellos. El rey, al darse cuenta del pleito, decidió asesinar a la joven causante del conflicto y pidió a sus guerreros que la llevaran muy lejos del reino, donde fue herida y abandonada dándola por muerta; sin embargo, logró sobrevivir. Malherida, al ocultarse en el bosque, se recostó cerca de una flor de toloache, que, al verla, se conmovió y abrió sus pétalos para que se escondiera dentro. Los dioses impresionados la premiaron con poderes curativos y para que nunca la encuentren, inclina su flor y solo abre sus pétalos por la noche, quien abuse de sus bondades, correrá peligro de alucinaciones y un terrible daño.
Ese es el secreto del toloache, una planta con una leyenda bellísima donde convergen la naturaleza, la cultura y las tradiciones ancestrales; un recordatorio de las relaciones humanas con el universo, donde lo sagrado y lo profano, lo curativo y lo letal, conviven.