*Alejandra C.L.*
Uno de los días que más ha causado impacto en la cultura mexicana es sin duda el Día de los Inocentes, que se celebra el 28 de diciembre ya que se ha convertido en ocasión para que los ciudadanos de México hagan desde confesiones imposibles hasta bromas que parecen anuncios disparatados, aunque a más de uno llega a incomodar por la verdadera historia detrás de este hecho.
Las noticias absurdas y falsas que algunas personas llegan a tomar como verdaderas y bromas personales se vuelven foco de plática, aunque también estas últimas han llegado a desbaratar amistades tras conocerse la falsedad de la broma y más tras señalar el origen trágico de este día, que comienza con un pasaje bíblico.
De acuerdo con la tradición cristiana, se cuenta que cuando los Reyes Magos de Oriente llegaron con el rey Herodes preguntando por el Niño Jesús, reconociéndolo como el próximo rey de Judea, este celoso los envío a buscar al pequeño no sin antes decirle que le avisaran en donde se encontraba para ir también a adorarlo; no obstante, su plan era matarlo por temor a que le quitaran el trono.
Los magos, al ser advertidos por un ángel de los planes de Herodes se fueron por otro lado y ya no regresaron luego de visitar al Niño Jesús. Como puede leerse en el capítulo 2 de Mate, el rey Herodes al darse cuenta que había sido burlado por los magos, “montó en cólera y mandó matar a todos los niños que había en la comarca de Belén de dos años para abajo”.
Este evento trágico fue conocido como La Matanza de los Santos Inocentes y en conmemoración a ello, la Iglesia Católica instauró el 28 de diciembre como el día para recordar el hecho, así como para indicar a los fieles que José, el padre adoptivo de Jesús, fue advertido en sueños de lo que pretendía Herodes para que saliera de Judea y huyera a Egipto con el fin de asegurar la vida de Jesús hasta la muerte del rey, de acuerdo con los Evangelios.
No obstante, la idea de hacer bromas se remonta hasta la Edad Media cuando las costumbres paganas de Europa comenzaron a juntarse con las celebraciones cristianas, siendo la fusión de una fiesta francesa denominada “Fiesta de los locos” la que comenzó a dar pie esta tradición, ya que ese día se daba la oportunidad de ridiculizar las normas sociales y participar en bromas colectivas.
En ese día estaba permitido que todos se disfrazaran de otros, burlándose de los funcionarios, clérigos o haciendo sátira de las penalidades diarias que acontecieron a lo largo del año. Se dice que incluso algunos clérigos, diáconos y sacerdotes tomaban parte en esta celebración, disfrazándose de bufones y entrando a los templos para cantar, bailar y hacer el ridículo.
Si bien la fiesta fue prohibida por la Iglesia Católica en 1435 luego de percatarse de que ya no tenía nada de cristiano, la tradición de hacer bromas y burlarse en este día perduró a lo largo de los siglos, motivo por el cual muchos se toman este día como una forma de recordar lo que no pudo ser en el año, burlarse de la ingenuidad humana o hasta de tomar un papel diferente al que una persona tiene en la sociedad.
