El cortometraje Hikuri trae al presente una leyenda wixárika

Foto: Especial.

Cuando la mayoría de la sociedad padecía el encierro derivado de la emergencia sanitaria por la COVID-19, la directora, productora y realizadora audiovisual Sandra Ovilla León –originaria de Tecpatán, Chiapas– encontró en esa ventana una inspiración para escribir la historia de una joven que enfrenta una difícil elección: abandonar su lugar de origen, devastado por la actividad minera, o quedarse para sembrar la última semilla de peyote que su abuela le heredó.

La historia se convirtió en el guion de Hikuri, filme en lengua wixárika que recibió el premio al Mejor Cortometraje de Ficción en la tercera edición del Encuentro Internacional de Artes y Ciencias Cinematográficas. La película fue producida y guiada en el contexto de la segunda edición de la convocatoria “Huellas verdes: Concurso de creación de cortometrajes con mejores prácticas para reducir su impacto ambiental”, de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC), como parte de Chapultepec Naturaleza y Cultura.

Hikuri (que en wixárika significa peyote) ha sido seleccionado en siete festivales y recibió dos premios, el Premio de Mejor Ficción en el Encuentro Internacional de Artes y Ciencias Cinematográficas en Hidalgo y el Premio Valor del Agua en el Festival internacional de Cinema Ambiental da Serra da Estrela en Portugal. Asimismo fue uno de los 17 cortometrajes seleccionados –entre 536 películas inscritas– en la sección competitiva del Festival Internacional de Cine y Música de Kustendorf, que se realizó en Serbia en enero del 2024. 

El cortometraje, con duración de 17 minutos, es la adaptación de una leyenda llamada El venado azul, muy representativa de la comunidad wixárika El Roble, en el municipio de El Nayar, en Nayarit. Cuenta que en tiempos ancestrales, la comunidad wixárika pasó por enfermedad y hambre, lo que la llevó a designar a un grupo de jóvenes, en su mayoría hombres, que salieran de la comunidad en busca de alimentos.

La leyenda cuenta que el grupo viajó algún tiempo, sin encontrar alimentos, ya en desesperación, una presencia divina se apiadó, tomó la forma de un venado y los llevó hasta un campo donde encontraron el hikuri. Ellos lo llevan a su comunidad para no pasar hambre ni enfermedades.

“A partir de aquí nosotros retomamos la historia, pero con un giro en donde nos preguntamos ¿qué pasaría si de nuevo la comunidad pasara por un momento de hambre y de enfermedades, pero esta vez no encontrara el peyote?”.

Ovilla León detalla que, Hikuri se filmó en cuatro días, tres en la sierra y uno más en Xalisco, municipio que limita con Tepic y Santa María del Oro, donde encontraron minas de arena fundamentales para el rodaje. 

“Nuestros actores fueron de la misma comunidad que respondieron a una convocatoria que hicimos, porque queríamos darle mayor realismo. Por fortuna tuvimos muy buena respuesta y entrega por parte de los siete seleccionados. Toda la comunidad participó muy bien, incluso prestaron los trajes, las casas para la filmación; el hospedaje y el catering los obtuvimos con ellos, aplicando las técnicas aprendidas en Huellas Verdes, como el dejar la derrama económica en la comunidad y adaptarnos a lo que ellos podían ofrecer”. 

Sandra ha fungido como capacitadora, cada año ofrece talleres de realización audiovisual para infancias, además, colabora con la Universidad Autónoma de Nayarit, en la que imparte módulos de capacitación especializados en producción audiovisual. Como realizadora audiovisual se especializa en la ficción, abordando temas sociales, sobre el medio ambiente, la cultura y filosofía Wixárika, en el estado de Nayarit. Ha escrito, dirigido, producido y asistido distintos proyectos en los diversos departamentos. 

“Estamos muy contentos y nos sentimos muy satisfechos porque de la pandemia para acá hemos avanzado bastante, primero con Hikuri y recientemente recibimos también el apoyo del Programa Fomento al Cine Mexicano (FOCINE) para la producción de un nuevo cortometraje titulado Los días de Alfredo. Me siento muy afortunada, porque casi ha sido un corto por año, y más contentos porque estas convocatorias fueron a nivel nacional y que nosotros seamos los elegidos para llevarnos el premio, es muy gratificante”. 

La realizadora audiovisual cuenta que la nueva producción tiene las actuaciones de Juan Carlos Colombo y Paloma Woolrich. “El cortometraje cuenta la historia de un dentista que se quedó atrapado en sus buenos años, no se actualizó nunca y ahora tiene la difícil decisión de dejar su carrera porque los años y la tecnología ya lo rebasaron, además de tener principios de la enfermedad de Parkinson, la cual intenta esconder y seguir atendiendo a sus pacientes como lo ha hecho por más de 30 años”. 

Los días de Alfredo quedó terminada en diciembre del 2024 y, comenta Sandra Ovilla, y ahora comenzará su inscripción en festivales. “Es un tema muy sensible en donde muchas de las personas que han estado involucradas en la producción me han comentado que están viviendo una situación similar. A lo mejor ellos no directamente, pero sí con sus padres y abuelos, quienes se aferran a seguir en su era productiva, pero muchas veces su cuerpo y su mente ya no los deja”. 

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