*Alejandra C.L.*

Una de las estaciones más esperadas en diversas culturas alrededor del mundo es la primavera, ya que trae consigo color y calidez, que transmiten mucha esperanza y recuerdan el hecho de que todas las cosas pueden volver a nacer, además que se tiene la creencia que su entrada trae más energías para comenzar de nuevo.
De acuerdo con los descubrimientos científicos, en el hemisferio norte cada 20 de marzo, el Sol está directamente sobre el Ecuador terrestre lo que lleva a que la duración del día y la noche sean exactamente iguales, motivo por el cual se le denomina equinoccio, que en latín significa “noche igual”. Por otra parte, en el hemisferio sur empieza el equinoccio de otoño, ya que se invierten las estaciones por estar debajo del Ecuador.
La entrada de la primavera se festeja de diversas maneras desde tiempos antiguos, cuando la humanidad celebraba que terminaba la época de invierno, asociada con la sequía, y comenzaba la primavera, una época de abundancia en la que se puede comenzar a sembrar, regresan las aves a alegrar con sus cantos y los animales que se esconden durante el frío invernal, salen de sus madrigueras o escondites para darle vida a los ecosistemas.
En México, una de las principales actividades que se han vuelto populares hoy en día son visitar las zonas arqueológicas, ya que las pirámides dedicadas al sol por parte de las culturas prehispánicas están acomodadas de tal forma que durante el equinoccio de primavera se pueden ver sombras que representan figuras o la posición del sol en el momento exacto que sucede el equinoccio, a lo que se ha creído que uno se puede recargar de energía.
Una de las más conocidas es la zona arqueológica de Chichén Itzá donde la pirámide de Kukulkán está ubicada con tal precisión que durante el equinoccio, sobre todo al amanecer, se puede ver como una sombra parecida a una serpiente desciende por las escalinatas de la pirámide. Otra zona muy visitada es Teotihuacán, que si bien ya no hay acceso a la Pirámide del Sol anteriormente subían cientos de personas a su base para recargarse de energía cada 20 o 21 de marzo, en la entrada de la primavera.
Cabe mencionar que más allá de su importancia astronómica, el equinoccio de primavera también marca un cambio en la naturaleza, invitando a reflexionar sobre los ciclos de la vida, ya que en esta época también se da el cortejo, donde las especies buscan a su pareja con el fin de perpetuarse.