*Eréndira Zavala C*

México posee una vasta riqueza natural, tan es así que cuenta con una importante red de aguas termales. Estas aguas, llenas de minerales y propiedades curativas, brindan experiencias de relajación y cuentan historias antiguas de espiritualidad y sanación.
Desde la época prehispánica, el uso de las aguas termales estaba vinculado con la cosmovisión indígena en temas de salud y equilibrio con la naturaleza, pues eran consideradas sagradas y su uso incluía el bienestar físico, simbólico y ceremonial, como el tratamiento de enfermedades, la purificación de la energía vital o los rituales de ofrendas en zonas geotérmicas para pedir fertilidad o lluvias.
En todo el país, existen balnearios que aprovechan este patrimonio para combinar salud, naturaleza, diversión y cultura. Las Grutas de Tolantongo en Hidalgo, son uno de los termales más conocidos contando con pozas en terrazas, un río de aguas cálidas, túneles de vapor y grutas subterráneas, lo que se integra con el paisaje montañoso y la vista panorámica que tienen sus albercas. Ixtapan de la Sal, en el Estado de México, posee manantiales de aguas termales y spas de primer nivel que ofrecen tratamientos con aguas ricas en minerales que ayudan a aliviar enfermedades de la piel, musculares y del sistema nervioso. En Jalisco, en el área del bosque de la Primavera cerca de Guadalajara, se encuentran también balnearios y spas que aprovechan las fuentes termales con 34 °C para tratamientos terapéuticos y de belleza.

En Comanjilla, cerca de León, Guanajuato, el balneario es conocido por sus aguas termales sulfurosas que emergen a temperaturas por arriba de los 35 °C y cuenta con piscinas, zonas de hidromasaje, jardines y áreas verdes utilizados para la relajación. En el mismo estado, La Gruta en San Miguel de Allende, destaca por su cueva termal subterránea enmarcada en un entorno natural en uno de los destinos turísticos más culturales del país. Chignahuapan, en Puebla, tiene un balneario termal municipal con piscinas de diferentes temperaturas y sus aguas son conocidas por su alto contenido en minerales como el azufre, que benefician la piel y los pulmones.
En México, las aguas termales son espacios entrelazados con la identidad cultural, herencia de nuestros antepasados quienes atribuían propiedades espirituales al agua caliente que emergía de la tierra y que invitan a un retorno al origen, al contacto con la naturaleza y a conectar con aquellas antiguas tradiciones de sanación y armonía.