La quema de hogueras en la noche de  San Juan

*Alejandra  C.L.*

Foto: Vía Internet

Los inicios del verano no solo traen lluvias y calor que hacen imaginar unas vacaciones en la playa tras el término de los cursos escolares, sino que en algunas regiones hace pensar en noches mágicas donde el mundo de las hadas y de los duendes se unen con el humano, o de rituales donde se da el adiós a los malos recuerdos que se tiran en forma de papel al fuego.

Uno de los rituales más emblemáticos sin duda es la Noche de San Juan, que se celebra el 24 de junio, poco después del solsticio de verano, cuya celebración es esperada tanto en Europa como en  América Latina, donde México no es la excepción. Si bien en nuestro país la celebración se une más a las tradiciones católicas, el auge de los ritos neopaganos por internet ha llevado que jóvenes y millenials lleven a cabo esta celebración de manera distinta a cómo estaban acostumbrados su padres.

Aunque San Juan es más recordado en México por ser quien bautizó a Jesús en el desierto, cuya fecha de natalicio se conmemora el 24 de junio, la celebración es parte de un sincretismo que realizó la Iglesia Católica con el fin de cambiar las celebraciones precristianas del solsticio de verano, que se realizaban en el norte de Europa debido a que el sol nunca se ocultaba durante los primeros días de verano.

En el pasado, los eslavos creían que en los días más largos el mundo real y el mundo mágico se entrelazaban, se podía ver a las hadas bailar cuando llegaba la noche, que duraba solo unas horas tras la medianoche, por lo que se prendían hogueras para invocar al sol y protegerse de los malos espíritus que también salían en búsqueda de víctimas para desaparecerlas en el abismo nocturno.

Durante esa noche, se incendiaban grandes ruedas y se echaban cuesta abajo, simbolizando que el sol bajaba desde el punto más alto en el cielo. También se encendían otro tipo de hogueras en las que la comunidad saltaba por encima, quemaba objetos y papeles que ya no necesitaban, con el  fin de purificar el ambiente de los malos espíritus, a través de bailes y cánticos alrededor del fuego.

Con la llegada del cristianismo, estas hogueras trataron de sustituirse con celebraciones litúrgicas para conmemorar el natalicio de San Juan Bautista, sin embargo, la popularidad de las mismas prevaleció con el tiempo, motivo por el cual en varios países aún se reúnen alrededor de una fogata en la noche más corta del verano, quemando objetos y papeles con el fin de olvidarse de los malos recuerdos que ahora se considera lastiman el alma, motivo por el cual se deben quemar para purificarla.

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