*Gaby L.C *

La leyenda de la flor de cempasúchil cuenta el origen divino de una de las flores más bellas que existe en México que sólo se encuentra en el otoño y que nos indica la llegada de la festividad del Día de Muertos pero ¿Qué es lo que hace al cempasúchil tan especial? Te invitamos a conocer la respuesta.
Cuenta la leyenda que hace mucho tiempo existieron un par de niños que se conocieron desde su nacimiento, la niña se llamaba Xóchitl y el niño Huitzilin. Ambos compartieron infancia, crecieron juntos y al final su amistad se convirtió en un dulce y tierno amor juvenil. Tanto era su cariño que un día decidieron subir a lo alto de una colina en donde el sol deslumbraba con particular fuerza, pues se sabía que allí moraba el Dios del sol.
Hicieron todo ese largo camino sólo para pedirle a Tonatiuh que les diera su bendición y cuidado para poder seguir amándose. El Dios del sol al verlos tan enamorados, bendijo su amor y aprobó su unión. Desafortunadamente la tragedia llegó a ellos de forma inesperada cuando Huitzilin fue llamado a participar en una batalla para defender a su pueblo, y fue así como se separaron para que él marchara a la guerra.
Después de algún tiempo, Xóchitl se enteró que su amado había fallecido en el campo de batalla. Su dolor fue tan grande que rogó con todas sus fuerzas a Tonatiuh que le permitiera unirse a él en la eternidad. Este, al verla tan afligida, decidió convertirla en una hermosa flor, así que lanzó un rayo dorado sobre ella, y en efecto, creció de la tierra un bello y tierno botón, sin embargo, este permaneció cerrado durante mucho tiempo.

Un buen día un colibrí atraído por el aroma inconfundible de esta flor llegó hasta ella y se posó sobre sus hojas. Inmediatamente, la flor se abrió y mostró su hermoso color amarillo, radiante como el sol mismo, era la flor de cempasuchil, la flor de veinte pétalos, que había reconocido a su amado Huitzilin, el cual había tomado forma de colibrí para poder visitarla.
Así, la leyenda dice que mientras exista la flor de cempasúchil y haya colibríes en los campos, el amor de Huitzilin y Xóchitl perdurará por siempre.
Otro dato interesante de esta maravillosa flor, data desde los aztecas que habitaban en lo que hoy es México, se creía que después de la muerte, las almas de los difuntos emprendían un largo viaje hacia el Mictlán, el inframundo gobernado por la diosa Mictecacíhuatl. Para ayudar a las almas a encontrar su camino de regreso a la tierra y a sus seres queridos, se utilizaban las flores de cempasúchil.
Se cree que los pétalos dorados de la flor y su aroma son un puente que conecta a los vivos con los muertos, permitiendo a las almas cruzar desde el Mictlán de regreso a la tierra durante el Día de los Muertos. Desde entonces, la flor de cempasúchil se ha convertido en un símbolo de la celebración del Día de Muertos, se coloca en altares, se esparce en senderos y se utiliza en ofrendas para recibir a los seres queridos que regresan durante esta festividad.
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