*Redacción*

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) inscribió este miércoles la Representación de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo de Iztapalapa en su Lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad; con ello, reconoce una tradición comunicativa que, desde 1833, reúne a los habitantes de la alcaldía de la Ciudad de México en una expresión de fe, identidad y cultura.
Claudia Curiel de Icaza, secretaria de Cultura del Gobierno de México afirmó que es “un reconocimiento histórico que honra casi dos siglos de tradición, fe, identidad y organización comunitaria. Es una tradición que ha sabido mantenerse viva a lo largo de generaciones, siempre desde la devoción y el compromiso colectivo. Un ejemplo vivo de cómo el patrimonio inmaterial une, inspira y fortalece a la comunidad”.
Esta Representación surgió como cumplimiento de una promesa al Señor de la Cuevita –imagen venerada en dicha demarcación–, luego de que la población superara una epidemia de cólera. La representación inició en 1843, inspirada en el teatro evangelizador de tiempos virreinales y, desde entonces, se realiza cada año.
La celebración comienza en diciembre, con los preparativos y la convocatoria a la comunidad. Participan los ocho barrios originarios de Iztapalapa: San Lucas, San Pedro, San Miguel, San Pablo, San Ignacio, San José, La Asunción y Santa Bárbara. Las y los habitantes locales desempeñan un papel fundamental en la organización, al colaborar como actores, o bien, al participar en la ambientación, decoración y organización logística previa a la Semana Santa.

De acuerdo con la UNESCO, la Representación en Iztapalapa es una tradición cuyo centro ocupa la población local de sus ocho barrios tradicionales. Se trata de una expresión que trasciende lo religioso y que, además del componente espiritual, contribuye al ejercicio de los derechos culturales y a la cohesión social en la zona.
A lo largo de 180 años, indica que esta representación ha sido un espacio donde se transmite conocimiento simbólico, espiritual, histórico, teatral, artesanal y escenográfico. Todo ello ocurre mediante procesos organizativos, comunitarios y familiares, en los que participan generaciones enteras y se combinan mecanismos informales y formales de enseñanza y aprendizaje. Estos saberes se transmiten de generación en generación, reforzando los lazos comunitarios y la identidad de los ocho barrios de Iztapalapa que sostienen la tradición.
Con la designación en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, se implementarán las medidas de salvaguardia presentadas en la candidatura. Entre las acciones previstas se encuentra:
- Apoyar el fortalecimiento de la organización comunitaria detrás de la representación.
- Impulsar la preservación de su colección histórica.
- Garantizar la sostenibilidad de la tradición en el tiempo.

La propia UNESCO recuerda que la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial no se destina a la materialidad de objetos o manifestaciones culturales, sino que celebra el testimonio de la diversidad del Patrimonio Vivo y la creatividad humana, así como sus conocimientos y su legado.
En el caso de Iztapalapa, el reconocimiento pone en el centro a las personas, sus prácticas, sus saberes y su capacidad de organización comunitaria, confirmando que el patrimonio cultural inmaterial está vivo en la experiencia cotidiana de quienes lo crean y lo sostienen año con año.
