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En Villa del Carbón se hallan dos cúpulas que sobresalen del agua como muestra del pueblo que quedó sumergido. Foto: Secretaría de Turismo
El Pueblo Mágico de Villa del Carbón, en el Estado de México, a sólo hora y media de la capital, es un lugar que mantiene sus riquezas coloniales y naturales, pero también goza de la historia de un pueblo sumergido que se puede visualizar desde una lancha.
¿Cómo es Villa del Carbón?
Rodeado de montañas y vegetación, Villa del Carbón, en el EdoMéx, ofrece un ambiente inundado de olor a pino y cantar de aves, y es aquí donde la historia de la presa que inundó a uno de sus pueblos de origen otomí cobra vida.
- Sólo dos cúpulas y alguno que otro resto quedan como evidencia de la inundación que dejó bajo el agua al pueblo de San Luis Taxhimay, o de las Peras
Ambas cúpulas se pueden ver desde cualquier embarcación. Una corresponde a la antigua parroquia franciscana de San Luis Rey de Francia, y la más pequeña, a la del Cristo del Quejido.
La presa dejó al pueblo bajo el agua
El 6 de junio de 1935, el pueblo quedó bajo el agua tras una inundación ocasionada por el desbordamiento de la presa Taxhimay. Desde entonces, los restos de lo que quedó del pueblo en Villa del Carbón se pueden ver, pero también hay una leyenda acerca del Cristo del Quejido.
Antes de la inundación, en el año 1700, una gran tormenta que desgajó árboles provocó una inundación. Cuando un hombre intentó cortar uno de los árboles, escuchó quejidos, por lo que corrió en busca de los franciscanos.
Éstos encontraron en aquel tronco el rostro de Cristo, quien les habría pedido la edificación de un templo, mismo que quedó en una parroquia cuya cúpula sobresale del nivel del agua en nuestros días.
¿Qué hacer en Villa del Carbón?
Considerado como un destino ecoturístico y Pueblo Mágico, entre las diversas actividades que se pueden practicar se encuentran biking, cabalgata, camping, canotaje, escalada, kayaking, pesca deportiva, moto cross, tirolesa y trekking.
Entre los guisos locales que puedes degustar están la barbacoa de carnero, buñuelos, mole rojo o verde, carnitas de cerdo, chicharrón, guajolote o pollo en mole o pepita, longaniza, tamales y trucha; además del rompope artesanal de diversos sabores.