*Eréndira Zavala C*
Cada 12 de enero, en algunas comunidades de Veracruz se lleva a cabo una de las festividades más arraigadas de su cultura: la Noche de los Chaneques; proveniente de las creencias de la cosmovisión de los totonacas, quienes habitan la zona norte de Veracruz y Puebla. En esta noche, rinden tributo a los chaneques, unos pequeños seres mitológicos que, según la tradición, habitan en los bosques, las selvas y las montañas de la región.
Los chaneques son descritos como duendecillos o espíritus traviesos con una estrecha relación con la naturaleza. Se cree que los chaneques tienen la capacidad de proteger, pero también de castigar a quienes no respetan el entorno natural. Su rol como guardianes de los bosques, animales y plantas los convierte en una de las figuras más poderosas y temidas dentro de la cosmovisión indígena de la región.
La leyenda dice que los chaneques tienen el poder de hacer perder el rumbo a las personas que se adentran demasiado en la selva o el bosque, desorientándolas y guiándolas por senderos equivocados. Por otro lado, también se les atribuye el don de la protección a aquellos que muestran respeto por la tierra y la naturaleza.
La Noche de los Chaneques es un ritual para rendir homenaje a los chaneques y pedir su protección. La celebración comienza al caer la noche en los centros de los pueblos, caracterizado por la vigilia, la danza y la colocación de ofrendas en los alrededores de sus casas, en los árboles o en los campos cercanos, consistentes en frutas, pan, flores, velas, atole o pulque. Además, los participantes se visten con disfraces de figuras de la naturaleza, como los mismos chaneques o animales y plantas sagradas para realizar una danza ritual de movimientos lentos y recitar cantos y oraciones que buscan atraer la buena suerte y el favor de los chaneques.
En muchas de estas comunidades, el ritual es también una manera de afirmar el compromiso con la conservación de los recursos naturales, recordando a las personas que la tierra debe ser cuidada y respetada, mientras mantiene viva la cultura indígena y las costumbres tradicionales de la región.