*Eréndira Zavala C*

El sarape es una de las prendas más representativas de la cultura mexicana, ha trascendido su sola función y ahora sirve como símbolo de tradición, herencia y arte popular debido a sus colores, diseños y su identidad regional.
Aunque el sarape ha evolucionado a la forma que conocemos hoy como resultado de años de sincretismo cultural, sus orígenes se remontan a tiempos prehispánicos, cuando grupos indígenas, incluidos los otomíes y nahuas, producían textiles a partir de fibras naturales como el maguey o el algodón, que luego coloreaban con pigmentos hechos de plantas, minerales e insectos como la cochinilla.
Con la conquista española en el siglo XVI también llegaron cambios en el tejido y los materiales de tejido con el arribo de animales como las ovejas y la introducción del telar de pedal. De esta mezcla surgió una prenda más gruesa y cálida, más adecuada a las necesidades del campo y del jinete.
En el período colonial, el sarape se convirtió en una vestimenta útil para los campesinos, incluidos agricultores, jinetes de rodeo, vaqueros, charros y otros, pues podía usarse como abrigo, manta e incluso como manto impermeable.
Uno de los sarapes más conocidos es el “sarape de Saltillo” del norte del país, aunque esté más asociado con el estado de Zacatecas. Los sarapes de Saltillo se caracterizan por sus colores vivos y patrones intrincados: diamantes, rayas y formas geométricas, que representan una cosmovisión indígena mezclada con reminiscencias europeas.
En su época, los sarapes no solo eran ropa diaria, sino artículos de prestigio. En los siglos XVIII y XIX eran muy estimados y se exportaban a Europa; a lo largo de los años se convirtió en un signo de identidad mexicana, que exalta la imagen del charro, el mariachi y en piezas de arte popular.
Actualmente, el sarape se ha convertido en una imagen icónica de las fiestas tradicionales mexicanas y los eventos folclóricos; ha sido reinterpretada por diseñadores modernos en pasarelas de moda y en la moda callejera, pero continúa manteniendo su espíritu para nuevas generaciones. Además, es producido a mano en talleres por generaciones de familias que preservan los métodos tradicionales de tejido.
El sarape es mucho más que una ropa cualquiera de vestir, es un testimonio de la historia, la mezcla y la riqueza textil de México. Cada uno de sus hilos cuentan una historia de resistencia, creatividad y orgullo nacional que nos recuerdan quiénes somos y de dónde venimos.