Mineral de Pozos, un pueblo fantasma vivo

*Eréndira Zavala C.*

Foto: Especial

En el estado de Guanajuato, en las áridas tierras del noreste, se encuentra Mineral de Pozos, declarado Pueblo Mágico en 2012, un lugar que guarda en sus calles empedradas y haciendas, antiguas historias mineras que ahora lo han convertido en un atractivo cultural y turístico.

En sus inicios, Mineral de Pozos fue un asentamiento para tribus chichimecas, huachichiles, copuces, guaxabanes y pames; hasta el siglo XVI fue fundado oficialmente como un asentamiento minero con varias etapas de auge, especialmente durante el Porfiriato, cuando era uno de los principales centros productores de oro, plata y mercurio del país. Fue conocido como “la Ciudad Porfirista” debido a su desarrollo industrial y afrancesamiento, llegando a contar con más de 70 mil habitantes.

Sin embargo, como sucedió en muchas poblaciones mineras, tras el cierre de las minas después de la Revolución Mexicana y la posterior expropiación minera, para mediados del siglo XX, Mineral de Pozos quedó prácticamente deshabitado y abandonado, ganándose el mote de “pueblo fantasma”.

Pero a finales del siglo XX, artistas, artesanos y viajeros lo encontraron y descubrieron, por lo que comenzaron a llegar habitantes que restauraron casas, abrieron talleres de arte y galerías y Mineral de Pozos recobró algo de su antigua vida. Actualmente es un lugar bohemio, histórico y cultural donde se realizan distintas actividades como la visita a las antiguas minas con sus estructuras de piedra, chimeneas y túneles o los talleres de instrumentos prehispánicos que continúan elaborando flautas, ocarinas y tambores de barro, como un homenaje a las raíces indígenas del lugar.

En el centro del pueblo se encuentra el Jardín Juárez, rodeado de edificios históricos, cafeterías, boutiques y restaurantes que dan la opción de probar los escamoles y los gusanos de maguey y, además, tomar colonche, una bebida fermentada hecha de tuna.

Mineral de Pozos se ha convertido en un espacio para festivales culturales, exposiciones de arte y actividades como ciclismo de montaña, senderismo y fotografía, e incluso ha sido sede para la filmación de algunas películas, debido, en gran parte, al paisaje semidesértico que posee y la atmósfera de haber sido un “pueblo fantasma”.

Mineral de Pozos es un pueblo vivo que, entre ruinas, inspiración e ingenio, supo reinventarse sin perder su verdadera esencia; visitarlo es un reencuentro con la historia del lugar que aún continúa escribiéndose, y donde el pasado y el presente se encuentran entrelazados.

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