*Rocío Mariel CR*
Este 23 de septiembre el mundo celebra el descubrimiento de Neptuno.
De acuerdo con diversas investigaciones científicas, el descubrimiento de Neptuno no fue accidental, más bien se debe a que el hallazgo obedeció a predicciones realizadas por cálculos matemáticos. Luego del descubrimiento de Urano, los astrónomos se aplicaron a determinar los parámetros de su órbita elíptica.
Urbain Jean Joseph Le Verrier, matemático francés que se especializó en mecánica celeste, en París y John Couch Adams también matemático y astrónomo, en Cambridge, realizaron los cálculos de la posición del nuevo planeta. En tanto que el astrónomo alemán Johann Galle lo observó desde el observatorio de Berlín, muy próximo a la posición predicha, el 23 de septiembre de 1846.
Sin embargo, según se obtenían más datos, más claro aparecía que el movimiento real del planeta se desviaba considerablemente de la órbita predicha por la teoría de la gravedad de Newton. Dado que esta teoría se encontraba firmemente establecida, pronto se generalizó la idea de que las anomalías de Urano sólo podían deberse a las perturbaciones ejercidas por otro planeta desconocido más lejano.
Neptuno es un planeta muy similar a Urano porque ambos son gigantes gaseosos con diámetros en torno a cuatro veces el de la Tierra, lo que significa que tienen volúmenes unas 64 veces mayores que el de nuestro planeta.
Las masas de Urano y Neptuno son, respectivamente, 15 y 17 veces más altas que la Tierra. Ambos planetas tienen núcleos rocosos sobre los que se extiende una masa de agua caliente que soporta, a su vez, una densa atmósfera compuesta principalmente por hidrógeno y metano.
En este mes, la última imagen captada por el telescopio James Webb es la mirada más clara a los anillos de Neptuno en más de 30 años, y la primera vez que el ojo humano puede verlos en luz infrarroja
En las imágenes puedes admirar las vistas etéreas y fantasmales que Webb regala del planeta y sus bandas de polvo, anillos y lunas. ¡Algunos de estos anillos no se han detectado desde que la Voyager 2 voló en 1989!
Si observas las fotografías seguramente te preguntaras qué es eso en la parte superior izquierda. Pues no se una estrella. ¡Es la luna grande e inusual de Neptuno, Tritón!
A razón de que Tritón está cubierto de nitrógeno congelado y condensado, refleja el 70 por ciento de la luz solar que lo golpea, lo que hace que Webb lo vea muy brillante.
En luz visible, Neptuno aparece azul debido a las pequeñas cantidades de gas metano en su atmósfera. Aquí, el instrumento NIRCam de James Webb observó a Neptuno en longitudes de onda del infrarrojo cercano, por lo que Neptuno no se ve tan azul.