*Eréndira Zavala C*
Continuemos con este breve recorrido por culturas que celebran a la muerte desde sus tradiciones y costumbres, que no por diferentes a las nuestras dejan de ser relevantes para la cultura de los países donde se llevan a cabo.
Por ejemplo, en la región de Tana Toraja en Indonesia se llevan a cabo extravagantes ritos funerarios, sus habitantes creen que la muerte es un viaje que debe prepararse para llegar al Puya, “tierra de las almas” y por ello, están dispuestos a gastar muchísimo dinero en la organización de dicho viaje.
Los torajas acostumbran momificar a sus muertos y conviven con ellos por meses o años en sus casas; las momias tienen una atención especial, les ofrecen whisky, cigarros y los mejores manjares hasta que la familia cuente con el dinero suficiente para realizar la gran celebración fúnebre a la que acuden un número muy grande de personas para cantar, bailar, sacrificar animales y comer. En el último día del funeral los hombres llevan el ataúd en medio de una procesión donde se empujan hasta el cementerio.
En Nueva Orleans, en la Unión Americana, los Jazz Funerals son la tradición que mantienen sus ciudadanos para despedir a sus seres queridos, una celebración ritual llena de influencias tribales africanas, marchas militares francesas y melodías mortuorias nativas.
Esta celebración consiste en una marcha con una banda de música, detrás de la cual los asistentes se ubican mientras recorren las calles; al principio, se respira un aire triste con las personas llorando por el difunto, sin embargo, la compañía de los demás va aligerando el ambiente hasta que la gente termina sonriendo, recordando y disfrutando los momentos felices de la vida con esa persona.
Los malagasi de Madagascar celebran la Famadihana, una tradición funeraria en la que las personas desentierran a sus muertos, los traen de las criptas, les ponen ropas nuevas, los llevan de procesión y los sientan a la mesa a comer con toda la familia. Esta ceremonia tiene el propósito de que los nuevos miembros de la familia conozcan a sus antepasados y a partir de los recuerdos compartidos, su memoria no sea olvidada. Algunos antropólogos consideran que de esta manera se trata a la muerte como un tema familiar en una expresión abierta del dolor.
La muerte vista desde distintas culturas posee una expresión muy característica en la forma de celebrarse, no obstante, todas comparten la seriedad y el respeto que ese misterioso estado provoca; ya sea con disfraces y fiestas, convivios en los panteones o sentada a la mesa, la Calaca, la Catrina, la Flaca, la Huesuda nos acompaña a cada paso como un recuerdo permanente del milagro de la vida.