*Eréndira Zavala C*
Desde la antigüedad, el solsticio de invierno ha dado origen a diversas historias y tradiciones generalmente todas asociadas con la muerte y resurrección del sol. Una celebración antiquísima conocida en las culturas mesoamericanas como “Nuevo Sol” y que, en la actualidad, continúa llevándose a cabo dada la importancia que tiene en diferentes culturas por su significado en la agricultura, la cohesión social y la abundancia.
Los ciclos del sol y la luna -desde siempre- han determinado los patrones de comportamiento, así como las costumbres de cultivo y consumo de las culturas antiguas. El solsticio de invierno se produce cuando el Polo Norte está más alejado del Sol, lo que hace que se reciban menos horas de luz y el día sea más corto; solstitium, “el sol se queda quieto”.
Ahora, estos rituales y ceremonias están orientadas a agradecer por el nacimiento de una nueva luz, por la posibilidad de abundancia y el bienestar de la cotidianidad, por las bendiciones recibidas durante el ciclo que termina y por aquellas que vendrán. Esta manera de celebrar busca conectar la energía de los antepasados con la representación de una época de renovación y renacimiento.
En varias partes del mundo festejan el solsticio de distintas formas, por ejemplo: en Japón, se celebra con un réquiem por los muertos para conmemorar a Amaterasu, la diosa del sol y encienden hogueras en el Monte Fuji para alentar el regreso del sol.
En Finlandia, Suecia y Noruega se realizan rituales de sacrificio con ciervos hembras de color blanco en homenaje a Beiwe, la diosa del sol para que retorne al mundo de los vivos. En Irán, es tradición comprar nueces y sandías para la Noche de Yalda, como ellos la llaman. En Inglaterra se acostumbra quemar faroles de papel, como símbolo del fin de una época y el inicio de otra; también se reúnen en Stonehenge, para presenciar el amanecer en el día más corto del año, cuando se marca el punto en que el polo norte está inclinado a 23,5 grados del sol. En Bolivia dan la bienvenida al tiempo nuevo de la “Pacha”, de hermandad y armonía social, y el fin de la “Macha”, el tiempo actual de egoísmo, división e individualismo.
Para algunos el solsticio representa la continuación de las tradiciones antiguas, para otros la celebración de ritos religiosos relacionados, unos más para agradecer lo que se va y lo que llega; pero todos, tienen en común el aprecio por lo que el Universo brinda.