Concebido originalmente como un recinto de carácter regional que promovía las culturas prehispánicas del estado, a 25 años de su creación el Museo de La Quemada en Zacatecas se renueva convirtiéndose en un museo de sitio, cuyo nuevo guion científico y museográfico plasma las investigaciones generadas en los últimos 20 años en la zona arqueológica y exhibe una colección de piezas, en gran medida, inédita.
La Quemada es uno de los ejemplos más norteños de las grandes ciudades prehispánicas que ocuparon el actual territorio nacional, su auge se dio entre 600 y 900 d.C., siendo el asentamiento rector del Valle de Malpaso. Los restos de edificaciones como el Salón de las Columnas, la Plaza Principal, la Pirámide Votiva y la cancha del juego de pelota son testimonio de su importancia.
Las primeras noticias sobre estas ruinas datan del siglo XVI. Al paso de los años, varios exploradores y estudiosos del pasado visitaron el lugar considerándolo como un asentamiento azteca; en el siglo XIX, se realizaron importantes descripciones acompañadas de levantamientos topográficos y dibujos de las condiciones de sus edificios, pero fue hasta el siglo XX cuando iniciaron los trabajos de investigación arqueológica y, con ello, nuevas interpretaciones del sitio.
Ante esto, la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), celebra la reapertura de este espacio que constituyó uno de los primeros recintos que mostraron la herencia cultural del norte del país.
El director general del INAH, Diego Prieto Hernández, expresó que su renovación estuvo precedida por un trabajo de mantenimiento integral del edificio, así como la adaptación y acondicionamiento de los espacios para garantizar la accesibilidad universal, lo cual se replica en la zona arqueológica, misma que también reabre a la visita estrenando señalética.
El museo presenta además dos novedades: un módulo dedicado a la biodiversidad de la región, para lo cual el Museo de Historia Natural de la Universidad Autónoma de Zacatecas aportó ejemplos de su colección de taxidermia de fauna endémica, y una sala de exposiciones temporales que se inaugura con la muestra Hierro y Bonilla, álbum fotográfico de las ruinas de La Quemada, compuesta por la serie de imágenes realizada por los científicos Ignacio Hierro y José Árbol y Bonilla, en 1892.
El antropólogo sostuvo que la renovación de este recinto, al que calificó como el más vanguardista entre los museos de sitio de carácter arqueológico en México, es ejemplo de que el INAH no ha detenido un solo instante su tarea cultural desde hace un año, cuando arrancó la Jornada Nacional de Sana Distancia.