La alfarería de Ocumicho y sus diablos, protagonistas de libro ganador del Premio Antonio García Cubas 2021

Foto: Especial.

Famoso por su alfarería, particularmente de divertidos y maliciosos diablos, en Ocumicho, pueblo enclavado en la meseta purépecha de Michoacán, se dice que estos seres son unos entrometidos, unos metiches, característica que comparten los antropólogos, opina la investigadora Eva María Garrido Izaguirre, al referir que por ello decidió nombrar a su libro: Donde el diablo mete la cola, el cual obtuvo el Premio Antonio García Cubas 2021.

Esta publicación, la cual deriva de la tesis doctoral de la experta y docente de la Universidad Intercultural Indígena de Michoacán (UIIM), fue reconocido en la categoría de Mejor Obra Científica del galardón que otorga el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), al mejor libro y labor editorial en ambas disciplinas. Se trata de un agudo estudio escrito de forma amena, profusamente ilustrado y prologado por el maestro Alfredo López Austin, recientemente fallecido.

La autora, Eva María Garrido, eligió a sus colegas, la secretaria técnica del INAH, Aída Castilleja González, y a la también investigadora de la UIIM, Amalia Ramírez Garayzar, para comentar Donde el diablo mete la cola: antropología del arte y estética indígena, edición de la Escuela Nacional de Estudios Superiores, Unidad Morelia, de la UNAM.

Como detalló la antropóloga Aída Castilleja, el libro supera las 700 páginas (incluido un dossier fotográfico de 148 páginas) y está dividido en cuatro capítulos. El primero es una descripción de Ocumicho, mientras el segundo introduce al lector en los argumentos de la autora, basados en los conceptos antropológicos de agentes y agencia, pero extendiéndose más allá de los ámbitos doméstico y comunitario, para así aterrizar en otras esferas de interacción: la de los expertos, los concursos, los museos y las colecciones.

En la presentación virtual por el canal INAH TV de YouTube, hermanada con la campaña “Contigo en la distancia”, de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, explicó que el tercer capítulo da cuenta de distintas categorías para clasificar las múltiples formas de “esas obras que diluyen la diferencia entre el oficio que los distingue y el nombre del pueblo. Cuando se habla de Ocumicho se habla de los ocumichos, y viceversa.

 “En esas categorías se entremezcla el sentido del tiempo: el antes, el más antes, el ahorita, el costumbre, el siempre, con componentes de la visión del mundo, transitando entre elementos del territorio: los cerros, el agua, la dimensión de lo celeste y de las entidades no humanas como las sirenas, los animales, los dragones, en escenas cotidianas o del abigarrado ciclo ritual, y de personajes que incluyen a los descarriados del pueblo”, refirió.

Sin embargo, es en el último apartado donde la autora lanza una propuesta temeraria: la pertinencia de hablar de un sentido estético purépecha. La clave de este argumento, indicó Aída Castilleja, radica en el concepto del gusto, “desentrañándolo de la manera en que entrelaza las piezas de barro policromado, con el sentido, las formas, los colores de las danzas, la indumentaria, con las formas de los santos y, sobre todo, con la lengua, que cobija una manera particular de nombrar y de sentir”.

La profesora de la UIIM, Amalia Ramírez Garayzar, hizo hincapié en que cada página de Donde el diablo mete la cola, refleja las décadas de investigación dedicadas por Garrido a Ocumicho y a su producción estética y, en general, del campo artístico de Michoacán y de sus flujos, los cuales suelen pasar por alto los estudios monográficos dedicados a un oficio artesanal.

En su obra, Garrido Izaguirre rastrea la historia fundacional de ese pueblo michoacano, sus demás oficios y artes viajeras, para ofrecer una historiografía iconográfica, es decir, brinda las primeras referencias a la tradición alfarera de Ocumicho.

“Otros aspectos que me parecen geniales de esta publicación, son el prólogo escrito por Alfredo López Austin; el estilo narrativo de Eva, profundamente cercano, que habla de una forma especial de hacer etnografía; y la útil aproximación conceptual que ofrece, desde las teorías clásicas de la estética, hasta los acercamientos con la antropología del arte y los estudios culturales”, enumeró Amalia Ramírez.

Finalmente, Eva María Garrido agradeció las enseñanzas y generosidad de Alfredo López Austin y de “Nana” Apolonia Marcelo Martínez, cuyas palabras y sabiduría quedaron plasmadas en este libro, el cual “busca analizar la huella que han dejado los diablos de Ocumicho en su viaje por museos, concursos, galerías de arte e, incluso, la obra de otros artistas como Ana Pellicer y Hervé Di Rosa, o al poeta Eduardo Galeano, además de inspirar obras teatrales. Esto habla de la potencia del arte de Ocumicho”.

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