La historia de la diosa Tonantzin a la Virgen de Guadalupe

*Gaby L.C*

Foto: Especial.

En tierras aztecas cada 12 de diciembre se envuelve de fiesta, posiblemente y de acuerdo con varios historiadores, el evento más conmemorativo de México sólo después del Día de Muertos, celebración en torno a la Virgen de Guadalupe, se dice que es el símbolo de la nación y de la patria con el dicho “México y Guadalupe son una sola cosa”, pero ¿conoces su historia? y el ¿por qué México se viste de fiesta este día y su relación con la evangelización?, si no, sigue leyendo que aquí te damos un breve repaso.

En México la religión católica se encuentra muy arraigada en su cultura que ha hecho que varias de sus tradiciones más importantes se mezclen con elementos de nuestros conquistadores, los españoles, sin duda, todas las religiones poseen grandes misterios y eventos que en ocasiones el hombre a través de la ciencia no ha podido resolverlos, tal es el caso de la imagen plasmada de lo que hoy se conoce como Nuestra Señora de Guadalupe, sobre la tilma (un tipo de prenda) de un indígena llamando Juan Diego, pero que su historia se ve entrelazada con la diosa Tonantzin.

Foto: La tilma de Juan Diego en la Basílica de Guadalupe.

En el caso de la religión, tras la conquista, los españoles decían que los dioses aztecas eran demonios, por ello, y pese a que en México la Virgen de Guadalupe es venerada, nuestros antepasados, los mexicas quienes posean varias divinidades, tenían a una diosa llamada Tonantzin, que en idioma náhuatl significa “nuestra madre venerada”, madre de Quetzalcóatl, dios supremo de los Mexicas, su lugar de adoración en el mismo lugar que la Virgen, en el cerro del Tepeyac.

Tonantzin, su rostro se conforma de dos serpientes que, de manera “poco estética”, forman un rostro que denota que ella puede crear y devorar el mundo; mientras que la otra un poco más próxima a la imagen que sería nuestra señora de Guadalupe, es una mujer de piel morena, sobre una media luna.

El templo de Tonantzin fue destruido durante ese tiempo, y en su lugar se construyó una ermita, también su día se celebraba los 12 de diciembre, por lo que se dice que los españoles usaron esto con la imagen de la Virgen María para poder evangelizarnos, de tal manera que era fundamental la presencia de una figura religiosa católica en un lugar donde se veneraba a una de las deidades más importantes de Mesoamérica.

Foto: Parte del Cerro del Tepeyac.

Se dice que Juan Diego quien de acuerdo con los mexicas se llamaba Cuauhtlatoatzin (que significa “águila que habla” y que luego de ser bautizado adoptó el nombre de Juan Diego) tras tener encuentros milagrosos, nombraba a la Virgen María como Tonantzin, pese a que ella supuestamente se presentó ante el como la Virgen María, o Virgen de Guadalupe.

Mientras que la historia católica indica que en su primer encuentro con la Virgen quien, de acuerdo con la narración de Juan Diego, era una señora de sobrehumana belleza, cuyo vestido era brillante como el sol, quien con palabras muy amables y atenta le dijo: “”Juanito: el más pequeño de mis hijos, yo soy la siempre Virgen María, Madre del verdadero Dios, por quien se vive. Deseo vivamente que se me construya aquí un templo, para en él mostrar y prodigar todo mi amor, compasión, auxilio y defensa a todos los moradores de esta tierra y a todos los que me invoquen y en Mí confíen. Ve donde el Señor Obispo y dile que deseo un templo en este llano. Anda y pon en ello todo tu esfuerzo”.

Foto: Basílica de Guadalupe.

Juan Diego no se negó y fue con el obispo quien no creyó en lo que el indígena decía, pidiéndole una prueba, por lo que, tras volver con la Virgen, ella le indicó a Juan Diego que regresará al otro día, sin embargo, ese 12 de diciembre de 1531, Juan Diego marchó a toda prisa para conseguir un sacerdote a su tío pues se estaba muriendo, de pronto María salió a su encuentro y le preguntó a dónde iba, por lo que el hombre le explicó lo que sucedía, y es cuando la Virgen le indicó que su tío ya estaba sanado.

En dicho encuentro ella le pidió a Juan Diego que subiera a lo más alto del cerro de Tepeyac en buscas de rosas, y que se las llevará al obispo como una prueba de sus encuentros milagrosos, solicitándole que se construyera un templo en su honor, Juan Diego obedeció y llevó las rosas en su ayate, y tras enseñar las rosas al obispo presenciaron que en la manta se revelaba la imagen de lo que hoy conocemos como la Virgen de Guadalupe, derivado de ello el obispo llevó la imagen santa a la Iglesia Mayor y edificó una ermita en el lugar que había señalado el hombre donde supuestamente la Virgen le dijo que la construyeran.

Pese a ello, se dice que los indígenas, a Guadalupe la llamaban “Tonantzin” y no “Nuestra Señora, la Madre de Dios, pero otros tantos indican que la Virgen era el retorno de la antigua deidad tras seguir en la negación de aceptar la evangelización, sin embargo, tras el evento del milagro de la imagen en al ayate de Juan Diego, las cosas cambiaron y hoy es como la conocemos, la Virgen de Guadalupe.

Desde ese momento cada año se realizan peregrinaciones al santuario conocido como la Basílica de Guadalupe ubicado en el cerro del Tepeyac en la Ciudad de México, sin embargo, relatos históricos ubican el primer festejo a la Virgen hasta el año 1667, es decir 136 años después de que supuestamente ocurrió la última aparición, a ella a la Virgen de Guadalupe se le proclamó como la “Patrona de toda la América Latina”.

Por lo que, aún queda el debate si los conquistadores españoles decidieron utilizar el culto a Tonantzin como base para desarrollar el culto a la Virgen de Guadalupe o si los indígenas camuflaron su culto a Tonantzin adorando a Guadalupe, y es que con la llegada de los españoles muchas de las tradiciones, alimentos, cultura e idioma cambiaron en lo que ellos denominaron nuevo mundo. Sin embargo, es un hecho que este día, 12 de diciembre, México está de fiesta, y todo ya de pende de lo que cada persona quiere o no creer.

Foto: Virgen de Guadalupe.

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