*Eréndira Zavala C*
Existen tradiciones que han trascendido el tiempo y se resisten a su olvido, una de ellas son las cabañuelas, un método de cálculo y observación del cielo utilizado por la gente que vive en el campo para predecir las condiciones del tiempo durante todo un año.
Es difícil conocer el origen exacto de esta práctica, se cree que se originó en la antigua Babilonia en el Zamuc o “Fiesta de las Suertes” (la cual tiene similitud con la tradición hebrea de la “Fiesta de los Tabernáculos”), en el ceremonial de Akitu del Año Nuevo Babilónico, en el que se predecía el tiempo para cada uno de los doce meses del año.
En el México prehispánico, los mayas utilizaban este sistema y los aztecas adoptaron esta tradición, pues ambos calendarios contaban con 18 meses de 20 días cada uno, más cinco días adicionales. Durante los primeros 18 días del mes de enero se predecían los meses del año y los dos días restantes para otros fenómenos. El día 19 de enero se usaba para pronosticar el solsticio de verano y el 20 para el solsticio de invierno.
La predicción del clima más utilizada ahora es el realizado con el mes de enero: para comenzar se analizan los primeros 12 días de enero, cada uno señala el comportamiento del clima en los 12 meses; después, con las Cabañuelas de vuelta, se toman del 13 al 24 de enero y se cuentan los meses, pero de manera regresiva. Se continua con los días del 25 al 30 de enero, el equivalente al clima de cada dos meses, por ejemplo, el 25 de enero representa a enero y febrero, el 26 a marzo y abril, etc. Para terminar, el 31 de enero se divide en intervalos de dos horas en orden descendente, y a cada uno le corresponde un mes del año.
Aunque las Cabañuelas no siempre son precisas, para la agricultura es muy valioso contar con detalles climatológicos que le den una idea de cuándo será el momento oportuno para realizar labores en la tierra; a pesar de que para la ciencia meteorológica este método no esté avalado y sea calificado como una costumbre sin bases técnicas ni científicas.
Sin embargo, su importancia radica en conservar el folclor y las costumbres de los pueblos y las enseñanzas de nuestros antepasados, donde la experiencia y la tradición asumen un papel esencial, tanto como el respeto por las fuerzas de la naturaleza y el medio ambiente del que todos formamos parte.