Mayordomías, tradición viva de México

*Eréndira Zavala C*

Foto: Especial.

En nuestro país, la tradición de la mayordomía existe desde tiempos de la Colonia con la llegada de los españoles, quienes tomaron algunos elementos de la cultura prehispánica -como el de aportar trabajo gratuito para imitar a sus deidades en el trabajo de cuidar a sus fieles-, para disfrazar la esclavitud a la que habían sometido a los nativos con sus nuevas costumbres.

La mayordomía en México es un sistema muy utilizado en festividades y celebraciones religiosas generalmente, es una organización creada para las ceremonias cuyas tareas normalmente se realizan en las casas de los mayordomos o anfitriones de las fiestas o en espacios destinados por las iglesias para tal fin.

La fiesta de mayordomía comienza con el recibimiento del cargo y termina con la entrega del mismo, un año después, y las funciones del mayordomo varían según la comunidad y el lujo de la celebración. Durante ese lapso, el mayordomo participa, decide y organiza los festejos de la comunidad, por tanto, la mayordomía está planeada para que cada familia del lugar pueda ser elegida y todos sean partícipes de la tradición.

Ser mayordomo está considerado un gran honor pues se es elegido por el pueblo y la iglesia, quienes también le apoyan en las actividades que se llevarán a cabo. Por ello, los mayordomos deben poseer ciertas cualidades como responsabilidad, fe, compromiso, respeto, amor por las tradiciones y solvencia económica que les permita sufragar los gastos requeridos por el evento para la comunidad.

En la fiesta, los mayordomos se encargan de la totalidad de su organización, de adornar el interior y el exterior de la iglesia; a veces estos adornos se extienden a las calles y debe proporcionar las velas, inciensos y juegos pirotécnicos y mecánicos necesarios. En México, ocupar el cargo de mayordomo significa ganar el respeto de sus iguales y participar activamente en un auténtico servicio de la comunidad.

La mayordomía es una tradición vigente que ha sido preservada de generación en generación, objeto de estudio por distintos antropólogos sociales, objeto de crítica y opinión debido a su compleja estructura de existencia, pero finalmente el centro de muchas y distintas comunidades que se apropiaron de ella como símbolo de resistencia cultural, sobreviviente a los diferentes movimiento sociales del siglo pasado, y representante del alimento espiritual que los habitantes toman para continuar su camino.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *