2023

*Eréndira Zavala C*

Foto: Ilustrativa.

Comienza otro año, uno más o uno menos a la cuenta, todo depende del cristal con que se mire. Esta vez dejaré en pausa contarles tradiciones y costumbres, hoy quiero escribir del tiempo. Ese que pasa de manera inadvertida e inevitable.

Hace apenas unos días mi atención se centró en el tiempo -en las fiestas decembrinas-, cuando todo el caos de los preparativos para las cenas se llevaba a cabo, que si el pavo, el lugar, los regalos, el postre, el niño Dios; y luego las uvas, las lentejas, la sidra para el brindis, la comida, etc. Esos días (específicamente 24 y 31 de diciembre) me sentía fuera de la fiesta, como cualquier día normal, y solo la premura y el cariño de quienes ahí se encontraban me hacían darme cuenta de las celebraciones.

De acuerdo con los estándares sociales yo debía sentirme más que feliz por estar en esas fechas; sin embargo, en un espacio entre la cocción de la comida y una taza de ponche, me embargo la inspiración filosófica y comencé a pensar en lo relativo que es el tiempo y en la limitación que nosotros mismos nos imponemos con él.

En ese momento me pareció absurdo deber alegrarme porque comenzaba un nuevo año, me parece mejor alegrarme y disfrutar el día a día, siempre. Agradecer por las fiestas navideñas, mucho mejor agradecer a diario por el simple hecho de abrir los ojos al amanecer.

Cerré el año 2022 de manera espectacular y de la misma forma comencé el 2023, con mis seres queridos lejos y cerca, sana, con trabajo y feliz. No obstante, el fallecimiento de una amiga a quien le debo parte de mi formación, a quien consideré y consideraré una mujer excepcional, el primer día de enero de este año, volvió a encender esas dudas acerca de cuanto esperamos para sentirnos bien, cuantas veces somos incapaces de disfrutar las pequeñas cosas de la vida, cómo dejamos morir costumbres y tradiciones por no estar a la moda, cuanto tiempo dejamos pasar y al final, el tiempo no cesa su paso inexorable, somos nosotros a quienes el tiempo nos alcanza y el mismo no nos perdona ni un segundo desperdiciado.

Ofrezco a ustedes mi más sincera disculpa por haberles aburrido con esta retórica mal diseñada que no pretende siquiera acercarse a una argumentación filosófica, solo es el resultado de una reflexión hecha frente a los eventos naturales e inexorables de la vida y a través de la cual, me permito invitarles a disfrutar del tiempo, poco o mucho, lento o rápido, espontáneo o planeado… ¡Feliz 2023!

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