Tapetes de Temoaya, artesanías mexiquenses con prestigio internacional

Foto: Especial.

El municipio de Temoaya, ubicado en el Estado de México, destaca por la elaboración de ayates, fajas, chincuetes, sarapes, diversas artesanías de fibras vegetales, deshilados, bordados, artículos utilitarios de alfarería entre otras, pero ningún producto fue realizado con tanta fuerza como el tapete.

En 1969, por iniciativa del Gobierno del Estado Mexicano, se capacitó a las y los habitantes de la región para realizar la técnica del anudado en lana Lincoln y de esta manera, poder otorgar mayores estímulos a los habitantes.

Fue así que un notable grupo de mujeres decidió aprenderlo e implementarlo rescatando iconografía indígena, donde el colorido, la durabilidad, la excelencia e imaginación de cada artesana, empezó a caracterizar su trabajo.

Años más tarde, la mayoría de los habitantes de las localidades de San Pedro Abajo y Arriba ya realizaban esta artesanía y decidieron integrarse a la empresa Tapetes de México, patrocinada por el Banco de México, Secretaría de Hacienda y el Gobierno del Estado Mexicano.

Gracias a ello, se lograron posicionar en Estados Unidos, Canadá, Alaska, Japón, España y Alemania, además de otros países europeos, siendo garantía de durabilidad e ingenio mexicano.

Cabe señalar que dentro del proceso de elaboración se requiere lana de países extranjeros y cada metro cuadrado de tapete tiene aproximadamente 140 mil nudos hechos a mano.

En una jornada de ocho horas solamente se avanzan de cuatro a cinco centímetros, haciendo esta práctica compleja y laboriosa ya que, para concluir un metro cuadrado, se requieren aproximadamente de 40 a 45 días con jornadas de ocho horas.

Resaltan, además, que el proyecto fue creado como un modelo de negocio para la comunidad, con el objetivo de poder poner un producto atractivo y competitivo a la venta, tanto en el mercado nacional como en el internacional.

De acuerdo con la maestra artesana, Gloria Palacios León, a las mujeres que comenzaron trabajando se les otorgó una beca como incentivo y el horario no era fijo para darles oportunidad de hacer otras actividades domésticas y así poder incorporar el tapete como una oportunidad de tener un ingreso extra.

A partir de la opinión de la artesana Palacios, se infiere que las mujeres de Temoaya aprendieron a tejer, urdir y tensar gracias a la experiencia y familiaridad que tenían, puesto que las generaciones anteriores ya realizaban diversos tipos de bordados como el punto de cruz y diversas prendas de lana.

Otro testimonio, prueba de que predominan las mujeres en la elaboración de esta práctica, lo otorga la maestra artesana Imelda Bermúdez Rivera, quien comparte que desde muy pequeña creció entre nudos, colores y tapetes de diferentes tamaños y temáticas, pero fue hasta los 16 años cuando quedó maravillada con una pieza creada por su tía, ya que sus colores y figuras eran peculiares y fuera de lo común; este hecho causó que se interesara por el oficio y comenzara a aprenderlo.

Años más tarde, y apoyada por su esposo, crearon diversas figuras, realizando combinaciones en diversos diseños, de diferentes grupos étnicos, pudiendo elegir las dimensiones, colores e interpretaciones; así, la maestra Imelda se adentró por completo dedicándose en cuerpo y alma con total orgullo, profesionalismo y pasión por la tradición mexiquense.

Lo anterior comprueba que, desde sus inicios hasta la fecha, en esta práctica predominan las mujeres ya que son guardianas de la herencia simbólica, no sólo de la cultura otomí, tlahuica, mazahua, nahua y matlazinca, sino que además de rescatar la cultura viva de las cinco etnias indígenas de la entidad, han recopilado iconografía de otros pueblos indígenas de México y realizan cualquier figura identitaria que se les solicite.

Dentro de la iconografía que prevalece está la flora y fauna local abarcando desde diversas flores, perros, palomas, los cuatro elementos agua, tierra, aire y fuego haciendo de esta práctica una verdadera obra de arte.

El Instituto de Investigación y Fomento de las Artesanías del Estado de México (IIFAEM), fomenta y comercializa estos tapetes artesanales dentro de las Tiendas de Artesanías Casart.

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