*Eréndira Zavala C*
Aunque actualmente las fiestas de XV años pueden celebrarse de manera formal o informal, son la representación de una celebración antigua y bastante tradicional. Su historia se remonta a la época precolombina, proveniente de culturas como la azteca y la maya, cuando se acostumbraba hacer ritos de pubertad para indicar la entrada a la vida adulta. Después, los invitados y la familia regresaban a la comunidad para el ritual que representaba la transformación de niñas a jovencitas; el ritual era la oportunidad de que la “nueva mujer” pudiera ser presentada ante la sociedad para convertirse en la esposa de alguno del pueblo.
De esta manera, se aseguraba el futuro de las hijas, siendo una costumbre muy popular porque el promedio de vida de una mujer indígena rondaba los 30 años, por lo cual, 15 años resultaba la edad perfecta.
Con la llegada de los españoles se perdieron tradiciones, rituales y costumbres de las culturas originarias, pero, con la evangelización se retomaron algunas prácticas con el propósito de enseñar la religión católica; como en el caso de los XV años que volvieron a realizarse para instaurar las misas como requisito para ser “buena persona”.
Se cuenta que los vestidos y vals fueron introducidos por la emperatriz Carlota de Habsburgo, agregándole glamour a las fiestas. En esa época, a los 15 años se consideraban adultas a las jovencitas y eran presentadas socialmente; a esa edad, se le daban sus primeras joyas y se le permitía oficialmente maquillarse, bailar en público y tomar decisiones. Esta costumbre fue expandiéndose a Sudamérica adquiriendo variaciones y matices según cada lugar.
En la actualidad, en los países latinoamericanos, la Fiesta de Quince Años, Fiesta de quinceañera, Fiesta de Quince o Los Quince, es un festejo en la que una adolescente es presentada a la sociedad. En países como México, Argentina, Colombia, Ecuador, Bolivia, Cuba, República Dominicana, Panamá, Paraguay, Perú, Puerto Rico, Honduras, Brasil, Guatemala, Uruguay y entre los inmigrantes en España, la fiesta comienza a la llegada de la quinceañera usando un vestido especial para la ocasión, acompañada de sus padres. Luego se da inicio al vals, con el primer baile entre padre e hija y después con sus chambelanes, parientes y amigos.
Para una gran mayoría de hispanos, los XV años continúan considerándose una celebración sumamente importante y si bien, en ocasiones se cambia la ceremonia religiosa tradicional por fiestas con DJ, vacaciones, cruceros o incluso automóviles, es casi imposible pensar que llegado el momento se omitirá el festejo de las jovencitas, sea cual sea el regalo.