*Eréndira Zavala C.*
![](https://i0.wp.com/tradicionescultura.com.mx/wp-content/uploads/2024/08/exvoto-4.png?resize=701%2C432&ssl=1)
Entre nosotros existe una tradición religiosa sumamente arraigada, imágenes de santos, vírgenes, cristos y apariciones se encuentran inmersas en nuestra cultura y sus historias y leyendas son transmitidas de generación en generación.
Una de ellas corresponde a la Virgen del Rosario de Talpa de Allende, en Jalisco, que cada año reúne a miles de peregrinos. Se dice que los tarascos michoacanos llevaron la imagen modelada con pasta de caña en 1585, pero luego fue olvidada y dejada en un rincón. En 1644 decidieron enterrarla en la sacristía de la iglesia por encontrarse apolillada, carcomida, desfigurada y rota, y al envolverla en un mantel, de la imagen brotó un resplandor muy intenso y llenó de nubes y ángeles el lugar, la Virgen de Talpa comenzó a transformarse para convertirse en una hermosa e imponente imagen celestial, llamándolo el Milagro de Renovación.
![](https://i0.wp.com/tradicionescultura.com.mx/wp-content/uploads/2024/08/virgen-de-talpa.png?resize=534%2C690&ssl=1)
Otra historia es la del Señor del Veneno, venerado en la Catedral Metropolitana de la CDMX, que cuenta que en la Nueva España vivían don Fermín Andueza y don Ismael Treviño, ambos con grandes riquezas, pero el primero noble de corazón y devoto asistir a misa todos los días y detenerse ante un gran Cristo para depositarle una moneda de oro y besar sus pies. Al segundo, de alma oscura, le pesaba el bien ajeno y envidiaba profundamente a don Fermín, tanto que interfería en sus negocios sin éxito. Un día, a don Ismael se le ocurrió envenenarlo con un pastel, que contenía un agua de color azul que no daba muerte inmediatamente, sino que se distribuía en el cuerpo y luego de unos días causaba efecto sin dolor ni huella. Don Ismael siguió a don Fermín para estar presente en el momento en que el veneno diera resultado; uno de esos días, en su recorrido diario, al inclinarse don Fermín a besar los pies del Cristo, una mancha negra se extendió sobre la figura, don Ismael corrió a arrodillarse y pedir perdón a don Fermín por lo que había hecho. Aunque quisieron encarcelarlo, don Fermín lo perdonó y don Ismael dejó la ciudad y nunca se volvió a saber de él.
![](https://i0.wp.com/tradicionescultura.com.mx/wp-content/uploads/2024/08/cristo-del-veneno.png?resize=735%2C414&ssl=1)
Nuestra Señora de San Juan de los Lagos, en Jalisco, cuenta también con su propia leyenda. Donada en 1545, fue olvidada y arrumbada en la sacristía hasta que, en 1623, cuando llegó un circo y en un accidente, una niña cayó de un trapecio sobre una espada y murió. Fue entonces que una señora del pueblo dijo a los padres que Cihuapilli, la Gran Señora en náhuatl, le devolvería a la vida; recogieron la imagen de la virgen y la colocaron en el pecho de la niña, quien comenzó a moverse poco a poco. Unos artesanos aparecieron y ofrecieron llevarla a Guadalajara para repararla, pero al ir a recogerla solo encontraron a la virgen restaurada y con ropa de lujo, sin rastro de los artesanos, de quienes se dice fueron ángeles.
![](https://i0.wp.com/tradicionescultura.com.mx/wp-content/uploads/2024/08/san-juan-de-los-lagos.png?resize=717%2C716&ssl=1)
Estas leyendas son solo una pequeña muestra de lo que el imaginario popular cuenta y que nutre las tradiciones mexicanas.