*Redacción*

El dulce del alfeñique, aquel que la da identidad a la ciudad de Toluca y que adorna tus ofrendas en la celebración del Día de Muerto desde hace más de 400 años, que cobra relevancia por su Feria del Alfeñique, y con el objetivo de dignificar la labor de las y los alfeñiqueros, fue declarado como Patrimonio Cultural del Estado de México, como un acto de reconocimiento, de justicia y de honor; se trata de una tradición mexiquense creada por las manos de las y los toluqueños.
Esta distinción representa no solo un acto de justicia, sino también un homenaje a quienes dieron origen a esta tradición, así como a las y los alfeñiqueros de Toluca que mantienen viva esta dulce herencia.
El alfeñique tiene un origen árabe, del término al-fanid, y que originalmente era una confitura elaborada a base de azúcar cocida y moldeada. Este dulce llegó a México durante la época colonial y se fusionó con las tradiciones prehispánicas hasta convertirse en el característico dulce que conocemos hoy en día. Se dice que, en 1630, Francisco de la Rosa obtuvo autorización para elaborar alfeñique en Toluca, marcando el inicio de esta tradición regional.
Según el cronista Francisco Estrada, los primeros alfeñiques representaban borreguitos como símbolo de gratitud religiosa, evolucionando posteriormente hacia una mayor variedad de figuras. La Feria del Alfeñique de Toluca se celebra desde 1932 en los portales del centro de Toluca desde octubre hasta los primeros días de noviembre.
Durante esta tradicional festividad, se instalan decenas de puestos que ofrecen coloridas figuras de azúcar en forma de cráneos, borregos, ataúdes, cruces, venados y miniaturas de alimentos, además de una gran variedad de dulces típicos como frutas cristalizadas, dulce de pepita, acitrón, jamoncillo, coco, tamarindo, charamuscas, turrones, galletas tradicionales, entre otros.