*Alejandra C.L.*

Uno de los lugares más emblemáticos del Estado de México sin duda es el zoológico de Zacango, el cual alberga a varias especias endémicas del país y algunas más de diferentes partes del mundo, además de ser un referente en el rescate de diversos ejemplares. Sin embargo, su historia se remonta más allá de ser un zoológico, pues a que no sabías que anteriormente fue una Hacienda y antes de eso, fue un territorio valorado por los pueblos prehispánicos.
El origen de este lugar se remonta a los toltecas cuando dominaron el Valle de Toluca en los días que la región era rica en lagos y estaba rodeada de extensas llanuras de pastos altos, denominados zacatón, de ahí que se le diera el nombre de Zacango, que en náhuatl significa “Lugar de Zacaton”.
Debido a que en la zona había abundantes materiales para construcción, se tomaron estos recursos para construir la ciudad de Tenochtitlán, cuando los mexicas lograron establecerse en lo que hoy es la Ciudad de México. Sin embargo, fue hasta la época colonial que comenzó a tener renombre, ya que en ese periodo se empezó la construcción de una hacienda que sirvió como paso para los mineros.
Esta hacienda fue construida en el siglo XVI y en un inicio fue habitada por frailes franciscanos, no obstante, algunos registros señalan que posteriormente perteneció a los Condes de Santiago de Calimaya, que le dieron nombre al municipio en que hoy se encuentra el zoológico. Se cuenta que esta propiedad fue entregada por Hernán Cortés, ya que los condes eran sus primos y fue un acuerdo en calidad de encomienda.
La hacienda prosperó durante varios siglos, puesto que se convirtió en un punto importante para el comercio, sobre todo porque era un paso obligado para los mineros y arrieros que transitaban por la zona e iban a Toluca o a la Ciudad de México, donde recargaban energías antes de seguir su camino.
Con el estallido de la Revolución Mexicana, la hacienda sufrió el mismo revés que varias de estas construcciones, puesto que grupos zapatistas tomaron el control de la misma y aprovechar su ubicación para construir un fuerte. Al terminarse el periodo revolucionario, la hacienda quedó abandonada y en el olvido, dejando a las ruinas como único testigo de los años de esplendor que tuvo.
Fue hasta 1978 que la Comisión Estatal de Parques Naturales y de la Fauna (Cepanaf) planteó la posibilidad de establecer un zoológico en la entidad y aprovechar los terrenos de lo que fue la ex Hacienda de Zacango, con el fin de preservar lo que quedaba de ella. Los trabajos de construcción iniciaron el 3 de noviembre de 1978 y terminaron el 29 de agosto de 1981, día en el que también fue inaugurado.
Actualmente, el parque conserva el caso de la hacienda y los jardines en su estilo original, dispone de 159 hectáreas y se divide en seis diferentes zonas aviario, carnívoros, primates, herbívoros, zona Africana y también cuenta con una exhibición de serpientes y reptiles.
