*Eréndira Zavala C*
Aunque se dice que la carne asada es distintiva del norte de México –Monterrey es la ciudad de mayor consumo de carne asada por cabeza en el país con el récord Guinness, seguida de Hermosillo en el segundo lugar-; esta convivencia se lleva a cabo en toda la república para celebrar cumpleaños, aniversarios, partidos de futbol, negocios, dominguear o simplemente convivir.
Se dice que por influencia de los judíos sefarditas que se asentaron en Monterrey nació la costumbre de la carne asada; sin embargo, el uso del fuego se remonta a la primera forma usada por los humanos en la prehistoria para cocinar los alimentos y comerlos. Ahora bien, en la Edad Media se consideraba el consumo de la carne asada como la manera más baja en la que alguien podía comer, pues la carne de vaca era creída de menor calidad que la carne de oveja y se comía solamente cuando el animal (la vaca) era viejo e inútil para el trabajo, conservándola en sal, en cecina.
En Inglaterra, Enrique VIII tuvo bastante influencia en la utilización de la carne de res pues se la suministraba a los vigilantes; mandaba asar una vaca diariamente para darla a la gente, por lo que el consumo de la carne asada se popularizó en el país, no así en el resto de Europa que se regía por las normas papales, donde se despreciaba. De ahí que los nombres de razas de ganado sean inglesas: Hereford, Red Angus, Beefmaster, Holstein, entre otros.
Cuando los ingleses llegaron a América trajeron consigo la costumbre de asar la carne, costumbre que se extendió poco a poco hasta la Argentina. En México, llegó con la Conquista y esta práctica ancestral de cocer los alimentos directamente al fuego para que se impregnen del sabor del carbón lleno de los jugos de la carne y sus complementos continúa hasta la actualidad, representando una sencilla forma de gastronomía mexicana diferente a otras pero igualmente llena de sabor.
Es un ritual muy tradicional que engloba convivencia, hermandad, camaradería y familiaridad, es el mejor pretexto para reunirse con la familia y los amigos para disfrutar de una buena tarde, acompañando esa carne asada con salsas, quesadillas, cebollas, chorizo y una que otra cerveza como maridaje… la tradición obliga.