* Eréndira Zavala C.*
Desde las celebraciones religiosas hasta los rituales cotidianos, la tradición y la costumbre juegan un papel importante en la vida e identidad cultural de los mexicanos, transmitiendo de generación en generación la diversidad y la mezcla de culturas de las civilizaciones prehispánicas y la influencia española de la colonización.
Esta fusión de raíces indígenas e ibéricas dio origen a una cultura mestiza única que se expresa en los distintos aspectos de la vida social, política, religiosa y económica del país. La tradición mexicana refleja la historia y la abundancia de la misma como parte de su rica herencia.
Dicha fusión está manifiesta en prácticas como el Día de Muertos, las fiestas patronales, la Navidad o las posadas, donde se encuentran presentes los rasgos de ambas naciones. El mariachi, el jarabe tapatío, las piñatas en las fiestas o la gastronomía local también son ejemplos de cómo las costumbres se entrelazan, conectando el pasado con el presente y su pertenencia como población, pues cuentan memorias que no se olvidan.
Además, estas festividades forman parte de una esencia particular del mexicano que gusta de celebrar, trabajar y compartir experiencias en ferias, festejos regionales, cumpleaños, procesiones o comidas familiares con todos aquellos que se reúnan y participen de ellas. Estas son ocasiones para acompañar y socializar a través de la comida, la música y el baile, fortaleciendo los lazos sociales y los sentidos de integración y solidaridad.
A pesar de que la globalización y la modernización han influido en la forma en la que se viven algunas de estas costumbres, las tradiciones han sabido sobrevivir adaptándose e incorporando nuevos elementos sin perder su naturaleza, como en la gastronomía mexicana que ha agregado ingredientes orgánicos e incluso sabores internacionales para dar respuesta a nuevas preferencias de las generaciones más jóvenes.
Esto mismo se encuentra en las fiestas religiosas y patrias que han incluido en su organización música moderna o el uso de las tecnologías, demostrando que las tradiciones conservan su espíritu, aunque se transformen.
Mantener vivas las costumbres a través de las lenguas, los rituales, los bailes y la artesanía son una manera de proteger el patrimonio cultural y transmitir a las nuevas generaciones los valores, creencias y saberes que honran el pasado, tejen los lazos con el aquí y el ahora y son una guía para el futuro.