*Gaby L.C.*
El Cempasúchil es una flor muy mexicana representativa de la fiesta de Dia de Muertos, su nombre proviene del náhuatl “Cempoalxochitl” que significa: “flor de 20 pétalos”, considerada un símbolo nacional, y cuenta con 58 especies de las cuales 35 habitan en territorio azteca, por ello México es considerado como el centro nativo de esta flor de color naranja y amarilla.
Entre los meses de octubre y noviembre, es común ver tapizadas diferentes calles, casas y monumentos históricos en todo México; de estas flores los mercados se llenan de ramos para que las familias mexicanas compren y adornen sus ofrendas de Día de Muertos, y es que, durante la época prehispánica, los mexicas asimilaban el color amarillo/naranja de esta flor con el sol, por ello, la utilizaban en los altares, ofrendas y entierros dedicados a sus muertos desde hace más de 3 mil años.
Hoy en día, su significado en las ofrendas es guiar el camino de las almas que bajan del cielo, gracias a su color intenso, que les permite llevarse el olor de cada platillo que sus familiares colocaron en la ofrenda, y lejos de adornar las mismas y los altares, tienen una historia detrás de sus pétalos. Aquí te la contamos.
¿Sabías que existe una leyenda de cómo nació esta flor? En ella se dice que existieron dos niños que se conocieron desde su nacimiento, la pequeña se llamaba Xóchitl y el varón Huitzilin, quienes crecieron juntos, y al final, su amistad se convirtió en un dulce y tierno amor juvenil. Un día subieron a lo alto de una montaña donde el sol deslumbraba con particular fuerza, tras saber que allí moraba el Dios del Sol, Tonatiuh.
Los jóvenes hicieron todo ese recorrido para pedirle que les diera su bendición y cuidado para poder seguir amándose, y el Dios del Sol al ver que se amaban les dio su bendición y aprobó su unión; sin embargo, su felicidad duró poco. Cuando Huitzilin fue llamado a formar parte de una batalla para defender a su pueblo, murió, ocasionado que Xóchitl rogará al Dios del Sol con la finalidad de que le permitiera unirse a él en la eternidad.
Derivado de ello, Tonatiuh decidió convertirla en una hermosa flor, así que lanzó un rayo dorado sobre ella, y en efecto, creció de la tierra un bello y tierno botón, pero este permaneció cerrado durante mucho tiempo, hasta que un día, un colibrí atraído por el aroma inconfundible de la flor llegó hasta ella y se posó sobre sus hojas.
Inmediatamente, la flor se abrió y mostró su hermoso color amarillo, radiante como el sol mismo, era la flor de cempasúchil, la flor de veinte pétalos que había reconocido a su amado Huitzilin, cuya alma tomó forma de colibrí para poder visitarla. Por ello, se dice que mientras exista la flor de cempasúchil y haya colibríes en los campos, el amor de Huitzilin y Xóchitl perdurará por siempre.
Por esta leyenda fue que nuestros antepasados asociaron el cempasúchil con las ceremonias religiosas en la celebración Xantolo para Día de Muertos, pues consideraban que sus flores representaban al sol y servían para iluminar el camino de las almas en su peregrinar hacia el inframundo. Y así es como esta flor pasó de generación en generación, gracias a los campesinos que mantuvieron la tradición de cultivarlo para proveer de flores a sus familiares difuntos.
Pese a todo ello, es difícil de creer que México no figura entre las naciones principales de su producción; hace años que dejó de ser potencia. Por otro lado, China ocupa el primer lugar de productores de la flor, seguido de la India y Perú. Pero ¿por qué China desplazó a México? La respuesta, las empresas mexicanas empezaron a trasladar su esquema de producción a los tres países antes mencionados, al considerar que la mano de obra era más barata, de ahí se expandió y cada país empezó a mejorar la flor; sin embargo, en México aún su creación es de manera manual, lo que incrementa sus costos de producción, posible limitante que permita que sea exportada.
En territorio nacional esta maravillosa flor que nos acompaña durante el mes de octubre y noviembre, y que adornan las ofrendas del Día de Muertos e incluso es usado como el camino para atraer a los difuntos del más allá, se da en los estados de Puebla, EdoMéx, Hidalgo, Guerrero, Michoacán, Tlaxcala, San Luis Potosí, Morelos, Oaxaca, Ciudad de México y Durango.
Como dato, esta flor además de ser un adorno en Día de Muertos, tiene una gran funcionalidad como planta medicinal que se enfoca en disminuir los síntomas de padecimientos digestivos, así como la fiebre o enfermedades respiratorias, también se utiliza para tratar problemas de la piel como verrugas, sarpullidos, llagas y otros más.