Aculco lugar de otomíes y Pueblo Mágico

*Redacción*

Aculco es un pueblo de otomíes con gran cultura indígena, sin embargo, su nombre proviene del náhuatl tras ser con el paso del tiempo un territorio dominado por los aztecas, su significado es “lugar donde tuerce el agua”, el cual se componte de las voces “atl” (agua), “coltic” (torcido o curvo), y “co” (en o lugar).

En cuanto a la lengua otomí se pronuncia n’dome, que significa “dos aguas”, las leyendas cuentan que el nombre viene a que en el subsuelo de la cabecera municipal están dos corrientes de agua, con la salida hacia oriente; hacia el centro y el occidente de la población el agua es potable.

Sin duda, es un municipio que reside entre montañas, peñas, cascas, callejones donde se reflejan la luz del sol, se ubica a 2 mil 400 metros sobre el nivel del mar y su clima es fresco. Sus calles empedradas aún te remontan a la época del virreinato. Actualmente es considerado como Pueblo Mágico por la Unesco en 2015.

En el centro del poblado se puede conocer su cuidada Plaza Principal con su quiosco rodeado de verdes jardines. Al cruzar la calle, y luego de subir algunos escalones, se accede al atrio de la Parroquia y al exconvento de San Jerónimo.

Cerca de la plaza principal te encontrarás con el callejón que lleva por nombre Pomoca inscrito en cantera rosa construido en 1882, te lleva a los templos más representativos del poblado.

Entre su gastronomía te ofrecerá unas ricas enchiladas aculquenses, barbacoa, carnitas, mole, escamoles, cremas y los riquísimos quesos de Aculco, entre sus postres podrás disfrutar de un dulce de leche, jamoncillos y la variedad de panes que te ofrecerán las panaderías locales, estos los podrás acompañar con ricas aguas de frutas, atole, café, curados de pulque y diversos licores.

Junto a las montañas entre espectaculares peñas y cascadas, Aculco es una de las poblaciones típicas más bellas del estado. Entre sus atractivos encontraras nada más y nada menos que una grandiosa cascada, llamada La Concepción, es un mundo árido, donde la naturaleza ha esculpido un cañón bordeado por columnas basálticas resuena una maravillosa caída de agua con 25 metros de altura.

Si te encanta la aventura podrás hacer rapel, tirarte de la tirolesa, caminatas alrededor de la gran cascada o ciclismo de montaña; se recomienda visitarla en temporada de lluvias, cuando está en su máximo esplendor.

También está la Cascada de Tixhiñù, con caída de agua en medio de un desfiladero de piedra y torres de basalto, aunque es más pequeña, también se puede realizar rapel, caminatas o bicicleta de montaña.

Otro de los lugares que no te debes perder es la Hacienda Ñadó, así como el Jardín Principal, los lavaderos públicos, la hacienda de Arroyo Zarco, la Parroquia y exconvento de San Jerónimo, Puente Colorado y el Santuario del Señor de Nenthé.

Los lavaderos públicos están ubicados sobre un manantial que ha abastecido de agua al pueblo de Aculco por más de cuatro siglos. En 1882 se construyeron 36 lavaderos para uso de la comunidad, los cuales fueron diseñados para lavar hincado en el suelo.

En los lavaderos también hay un pirul en cuyo tronco se puede apreciar la forma de unos niños abrazados al árbol. La leyenda local cuenta que una bruja enclaustró allí a los niños y por las noches se oyen sus lamentos.

Se encuentra a tan solo 40 min de San Juan del Río; 1:15 h de Querétaro; 1:40 h de Toluca; 2 h de CDMX, Pachuca o San Miguel de Allende; 2:30 de Morelia; 2:50 de Guanajuato, León, Puebla o Tlaxcala.

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