La tradición de las ferias

*Eréndira Zavala C*

Foto: Ilustrativa.

En México existen un sinfín de tradiciones y una de ellas son las ferias; esas a las cuales nos encanta asistir para comer, comprar, divertirnos o simplemente recorrerlas. El origen de estos eventos se dice que es a partir de la intensificación del comercio en la Edad Media, aunque algunos historiadores creen que este hecho social tiene presencia desde el año 500 a.C., en civilizaciones antiguas como la fenicia, griega, romana o árabe.

Entre los siglos XI y XIV, en las ciudades amuralladas europeas, con la expansión del intercambio de mercancías, se llevaban a cabo reuniones entre los mercaderes de una localidad para realizar tratos comerciales durante varios días, por lo general una vez al año con motivo de la festividad de algún santo patrón. Estas reuniones se llevaban a cabo a las puertas de las murallas, en explanadas abiertas que luego, al paso de los años, se convirtieron en plazas cerradas con edificios alrededor (plazas de mercado) y ahora son puntos importantes de una ciudad.

Estos lugares donde se comercializaban y exhibían los más variados productos dentro de las aldeas fueron denominados “ferias gratis”; entre las principales ferias medievales se encuentran las de Champagne, Francia y Flandes, Bélgica.

En México, las ferias se desarrollaron en la Colonia, y se llevaban a cabo en espacios geográficos estratégicos, generalmente al margen de la regulación urbana de los mercados. En las afueras de Zacatecas, Toluca, Saltillo y Querétaro había encuentros de mercaderes de diverso origen, ya fueran españoles o indígenas, los cuales ofrecían diferentes artículos. Algunas de las más antiguas son las que se realizaban en los puertos de Acapulco y Veracruz donde se comercializaban mercancías internacionales que llegaban desde Filipinas para distribuir a la Nueva España e Hispanoamérica, como herramientas, telas y sedas para la sastrería fina, porcelanas, vajillas, alimentos y especias, vinos, etc.

Las ferias, actualmente, forman parte importante de la tradición mexicana, son espacios de esparcimiento y comercio, con temas tan variados como antigüedades, ecológicas, del vino, de negocios, religiosas, del libro, de entretenimiento, entre otras. Por ello, sean estas líneas una invitación para disfrutar de todo aquello que las ferias de cada una de nuestras localidades nos ofrecen, con el propósito de conservar su tradición en nuestro país por muchos años más.

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