*Rocío Mariel CR*
¿Sabías que la miel es el único alimento que nunca se pudre?
Arqueólogos han hallado tarros de miel aún comestible en tumbas egipcias de miles de años de antigüedad, pero ¿qué vuelve a esta deliciosa sustancia tan especial? La respuesta es su composición química. Así lo afirman investigadores.
Hay una que es muy especial, la miel de la abeja melipona, la abeja de los mayas. Esta miel que sigue causando gratas sorpresas entre los científicos, fue y sigue siendo un verdadero tesoro para esta cultura. Había rituales para cosechar la miel, e incluso existía un dios a quien se encomendaban los apicultores con el fin de obtener generosas cosechas de este néctar.
La miel de las meliponas se ha usado como antiinflamatorio y antiséptico; los mayas utilizaban la miel de sus abejas meliponas para trastornos del aparato respiratorio, digestivo, circulatorio e inmunológico; paliar enfermedades de los ojos, los oídos, la piel, la boca y los órganos internos.
Esta cultura utilizaba la palabra kinam, que en su lengua significa rigor, fuerza y fortaleza, para indicar el poder de las mieles para curar o restaurar el hun ol, que era el bienestar y la armonía de los corazones.
Gracias a su alta concentración de azúcar, la miel mata a las bacterias por lisis osmótica, esto se debe a la higroscopia de la miel y al bajo pH, eso significa que su contenido en agua es muy bajo.
Las abejas se encargan de deshidratar el néctar líquido recolectado con un 80-90 por ciento de humedad inicial para convertirlo en miel espesa y deliciosa, la miel madura, apenas llega al 18 por ciento de humedad. Sin agua, las bacterias no pueden aparecer y prosperar.
Así que una miel sellada por las abejas en el panal (miel correctamente madurada en la colmena) o la miel en un bote cerrado, estáa salvo de microorganismos o bacterias.
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