Makech, tradición y joya viva

*Eréndira Zavala C*

Foto: Internet.

En el estado de Yucatán existe una leyenda que cuenta la historia de Cuzán, una bella princesa maya con cabellos como alas de golondrina, hija de Ahnú Dtundtunxcaán, el Gran Señor que se sumerge en el cielo, quien la comprometió con el príncipe Ek Chapat. Pero un día, entre las tropas, conoció al guerrero Chalpol, Cabeza Roja, enamorándose enseguida y jurándose amor eterno. Cuando el rey se enteró de los encuentros clandestinos que su hija tenía con un plebeyo, ordenó que fuera sacrificado. Cuzán prometió dejar de ver a Chalpol y casarse con Ek Chapat a cambio de que no muriera. La princesa inconsolable lloraba por las noches y en una de ellas, se le acercó un hechicero con un escarabajo diciéndole que era Chalpol, quien había sido convertido en insecto por haber tenido la osadía de amarla. Cuzán recordó la promesa hecha, el mejor joyero del reino lo cubrió de piedras preciosas y le colocó en una de sus patitas una cadenita de oro; entonces, Cuzán lo prendió a su pecho susurrandoMakech eres un hombre, escucha el latido de mi corazón, en él vivirás siempre. He jurado a los dioses no olvidarte nunca”.

El amor por encima del tiempo entre Cuzán y Chalpol, originó una curiosa costumbre hasta el día de hoy.

El Zopherus chilensis es una especie de coleóptero polífago, cuyo nombre en lengua maya es makech o maquech, se le llama popularmente escarabajo yucateco. Las hembras tienen mayor tamaño que los machos y en la edad adulta llegan a medir 4 cm de largo, son de color cenizo con tonalidades cafés, con puntos negros en toda la parte superior del caparazón, en la cabeza tiene 2 pequeñas antenas cerca de la boca. Son animales nocturnos y se encuentran en los árboles muertos en la selva tropical, se consideran endémicos por hallarse solamente cerca de la ciudad de Huhí en Yucatán.

El makech es ofrecido como amuleto para el amor y hasta como un símbolo de longevidad, se usa tradicionalmente como joya viviente. Sus recolectores los buscan durante horas y los venden a los adornadores quienes se encargan de decorarlos con piedras preciosas o semipreciosas.

Su precio varía según la temporada, baja de septiembre a febrero (abundante) y alta de marzo a agosto (escaso). Además de encontrarlos en mercados de artesanías también son exportados para comercializarlos en el extranjero. Actualmente, su recolección y venta tienen restricciones por tratarse de una variedad en riesgo y existe cierta polémica en cuanto al tema de crueldad animal por ser decorado.

Sin embargo, cuenta la leyenda que el maquech se alimenta de aire y puede vivir cien años, colofón de una historia de amor truncada…

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