*Eréndira Zavala C*
¿Alguno de ustedes ha probado el pozol? El pozol es una bebida de origen prehispánico hecha a base de maíz y cacao que se prepara de manera artesanal y se consume principalmente en el sureste del país, donde es muy popular. Para los pueblos mayas era un alimento tan importante y sagrado que acostumbraban llenar la boca de sus muertos con un poco de él para usarla como alimento en su tránsito a la otra vida.
Los mayas chontales de Tabasco, donde se consumió primero, lo llamaban “pochotl”; con la llegada de los españoles y la conquista el término comenzó a deformarse hasta nombrarlo como hasta ahora se conoce. Gracias al intenso intercambio comercial que existía entre los distintos grupos mayas de la región, el consumo del pozol se extendió a Chiapas, Oaxaca, Yucatán y algunas zonas de Centroamérica.
Del pozol se dice que es una “bebida comestible”, que calma la sed y el hambre al mismo tiempo, pues además de tomarla, los residuos que quedan al asentarse el líquido pueden masticarse. Desde la época prehispánica, el pozol ha sido muy apreciado por ser un alimento que perdura por mucho tiempo sin descomponerse, y por los nutrientes que posee y que aportan energía a los trabajadores del campo y/o viajeros; es una fuente importante de carbohidratos que al ser traducidos en energía ayudan a saciar el hambre y a mantenerse hidratado en temporadas calurosas.
La preparación de esta bebida artesanal se realiza cociendo el maíz con cal para hacer nixtamal, después se muele y se mezcla con cacao, para finalmente batirlo en agua; algunas personas añaden azúcar o chile, incluso leche u horchata, según el gusto de cada uno. En Tabasco existen distintas variedades de pozol, entre las que se encuentran el pozol con cacao, el pozol blanco y el pozol agrio, entre otras. Es llamado pozol agrio porque la masa de maíz es fermentada hasta que le sale moho, lo que proporciona gran cantidad de microorganismos, como los lactobacilos, benéficos para la salud pues ayudan a mantener en equilibrio la flora intestinal.
El pozol puede encontrarse en los mercados, en puestos ambulantes o establecidos de “aguas frescas”, o en las “pozolerías”. La tradición dice que debe colarse y servirse en jícaras, y aunque ahora sea servido en vasos de plástico, en la costa las jícaras se suplen con cáscaras de coco.
Esta bebida es una muestra de una tradición ancestral que se niega a desaparecer, deliciosa para esta próxima época de calor.