Chicnauhtécatl. El Nevado de Toluca

*Eréndira Zavala C*

Foto: Internet.

Una visita tradicional en cualquier época del año, con sol o nieve, es conocer el Nevado de Toluca o Xinantécatl, que en náhuatl significaseñor desnudo”, parada obligada para admirar el enorme y majestuoso volcán extinto que se levanta -con más de 4600 msnm- en el Estado de México, del cual se cree que originalmente era de mayor magnitud que el Popocatépetl.

El Parque Nacional del Nevado de Toluca fue decretado en enero de 1936; con sus 51,000 hectáreas, en 2013 se convirtió en Área de Protección de Flora y Fauna, lo cual abrió la posibilidad de que las comunidades participen en proyectos de aprovechamiento sustentable.

La toponímica del Nevado de Toluca ha generado diversas discusiones, aunque oficialmente se le conoce como Xinantécatl, este nombre apareció hasta 1854, como una derivación de Tzinacantécatl, gentilicio de Zinacantepec.

Existen testimonios de la época colonial que se apoyan en evidencias prehispánicas donde sólo aparece el nombre de Chicnauhtécatl: la Relación de Temascaltepec, de 1585, y la obra de Fernando de Alva Ixtlilxóchitl de 1625; en ellas se da el significado de “Nueve Cerros”, asociado al de Chicnahuapan, “Nueve Aguas” o “Nueve Manantiales”, topónimo náhuatl del río Lerma.

La evidencia es probada en cuanto que el Nevado de Toluca se identificaba como Chicnauhtécatl y esta voz, es la más próxima conocida a lo que probablemente fue el topónimo náhuatl prehispánico del Nevado de Toluca. En matlatzinca: Nro’maani Nechhútatá, Casa del dios de las aguas, y en otomí: Tastobo, Montaña blanca, de tasi, blanco, y tobo, montaña. (García, 1997-2022)

Este volcán tiene en su cima, dos lagunas de agua potablela del Sol y la de la Luna– reconocidas como las más altas del mundo y separadas por una porción de lava, llamada El Ombligo. Lo extraordinario de estos lagos hizo que fueran reverenciados por los indígenas desde tiempos remotos, adoraron con sacrificios y cultos depositando en ellas ofrendas de copal en vasijas de cerámica, agujas de maguey, obsidiana, cetros de madera, de los cuales se han hallado vestigios y numerosos ejemplares de 1,000 a 1,800 años de antigüedad, en trabajos de arqueología subacuática. En 1962, Otto Schöndube rescató una estela a la que se le interpretó con una función calendárica y astronómica, y actualmente se encuentra en el Museo Arqueológico de Teotenango.

Foto: Laguna.

Desde sus cumbres se contempla uno de los panoramas más bellos del Valle de Toluca, con sus paisajes de diversas tonalidades y matices, según la estación del año, a más de 125 kilómetros se pueden ver los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl. Sus valles desembocan hasta el río Chontalcoatlán y luego al Balsas, su posición alineada con la zona arqueológica de Teotenango y el mirador para la observación de la astronomía solar.

Sea esta, una pequeñísima ojeada al soberbio volcán que, silencioso, vigila los ires y venires de quienes habitan este valle, una tradición arraigada en su identidad cultural.

Referencia

García, D. I. (1997-2022). https://www.montero.org.mx/. Obtenido de Ipan tepeme ihuan oztome: https://www.montero.org.mx/montanas/nevado_de_toluca

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