Garnachas

*Eréndira Zavala C*

Foto: Ilustrativa.

Un antojo, un bocado rápido, una comida a las prisas o incluso como platillo para un evento… la garnacha a cualquier hora, en México, siempre es bien recibida. Aunque por muchos años las garnachas eran apodos que despreciaban a los antojitos callejeros, poco a poco se ha revalorizado el término y son irresistibles para todos sin importar edad, condición social ni nacionalidad (a los extranjeros les encantan).

A diferencia de muchos vocablos mexicanos que nacen de la mezcla entre las lenguas indígenas y el castellano, o la popularización del lenguaje callejero, “garnachaes una palabra de la cual no se conoce su origen exacto ni el porqué de llamar así al “alimento que consiste en una tortilla de maíz pequeña, frita en manteca o aceite, a la que se pone encima frijoles, salsa picante y trozos de chorizo, papas o carne”, según”, según el Diccionario del Español de México. Cada estado de la República Mexicana tiene su propia manera de preparar una garnacha, pero generalmente utiliza como ingredientes la salsa, el pan o tortilla, el queso, la cebolla y aceite o manteca. Por tanto, las gorditas, los sopes, los huaraches, los molotes, las tostadas, las flautas, las quesadillas, los pambazos, las flautas y las enchiladas son consideradas garnachas.

Por otro lado, las tortas, las hamburguesas, los hot dogs, las gringas, los filetes de pescado rebozados, las banderillas, los tamales fritos, el pozole y algunos otros más no caben dentro de la definición del término garnacha; no obstante, existe una discusión entre los versado en cultura popular acerca de incluirlos solamente por el entorno en el que se despachan.

La venta de las garnachas se da en puestos ambulantes o semifijos, es el verdadero fast food mexicano, que se come de pie, sobre la banqueta o se da para “ir comiendo”; una comida típica, de barrio, tradicional y hasta regional. Hasta existe un dicho popular: “No te calientes garnacha, que no es para ti el aceite”…

Un sope de picadillo, un tlacoyo de chicharrón, una tostada de pata o un huarache con nopales, bien merecen nuestra atención y ¿cómo no? Saborearlos mientras detenemos un poco las carreras diarias o no.

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