Tradicional barro cocido en México

*Eréndira Zavala C*

Foto: Especial.

¿Quién no tiene en casa algo hecho de barro? Desde una maceta, un jarrito o hasta algún adorno, que nos hace rememorar a nuestros pasados y nos confiere un sentimiento de apapacho.

El uso del barro es antiquísimo, aproximadamente desde hace veinte mil años, casi desde que el ser humano evolucionó a Homo Sapiens, encontrándose en vasijas, platos y recipientes, así como en figurillas simbólicas. Se cree que el barro cocido como material de construcción se originó en Mesopotamia con los primeros ladrillos y losas hechas de barro y secadas al sol (adobe). Con el tiempo, aparecerían los hornos para cocerlo de manera más rápida y emplearlo también en alfarería y cerámica.

En México, el barro es utilizado principalmente como ornamento en artesanías con particulares acabados. El barro o arcilla, una vez mezclado con agua y con textura similar al lodo, se deja secar al sol y una vez endurecido, al triturarse regresa a su estado original; pero, al cocerse en horno a altas temperaturas (a más de 300º bajo tierra), su forma química es alterada y adquiere la dureza necesaria para elaborar utensilios de cocina u objetos decorativos.

En nuestro país, se utilizan tres tipos de barro: el rojo, el más usado para hacer jarrones, tazas, platos e incluso ornatos, principalmente en Morelos, Veracruz, Metepec, Estado de México, Hidalgo y Oaxaca. Este barro puede terminar liso, barnizado o pintado a mano.

El barro negro, característico de San Bartolo Coyotepec, Oaxaca, es quemado a fuego lento en hornos bajo tierra con troncos de encino; procede desde las culturas zapoteca y mixteca. La fabricación de piezas requiere primero de moldearse, un reposo de 4 a 6 días, decoración y secado durante 15 días, para luego pulirlo a mano con cristales de cuarzo para darle brillo y vuelto a secar por otros días. Las piezas después son puestas en el horno por un día más para que adquieran el color negro inconfundible.

Por último, el barro verde o vidriado diferenciado de los otros porque se realiza una cocción antes de añadir la arcilla que le da el color. San José de Gracia, Michoacán es el principal creador de las piñas verdes vidriados, hechos con un fino polvo de barro mezclado con agua, el cual es amasado y colocado en moldes de piña. Estas son decoradas con el mismo barro, pintadas de blanco, horneadas por siete horas, pintadas del color preferido y pasadas al horno para obtener el vidriado.

A pesar de todo el trabajo y dedicación que el barro cocido requiere, cada vez se encuentra menos en las familias y es hasta menospreciado; baste ahora solo recordar el fino arte que representa como una forma de preservar su tradición.

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